El gobierno de Estados Unidos continuará cerrado el jueves, tras el fracaso hoy del último intento de diálogo entre congresistas demócratas y republicanos celebrado en la Casa Blanca, que debido a la crisis se vio obligada entre otros a recortar la gira asiática del presidente Barack Obama de la semana próxima.
Tras una nueva jornada de enfrentamientos dialécticos y acusaciones recíprocas en el Capitolio, Obama había convocado a los líderes demócratas y republicanos del Congreso a la Casa Blanca a última hora de la tarde.
El objetivo declarado de la cita era buscar una forma de poner fin al cierre del gobierno -que ha dejado sin trabajo ni paga a cientos de miles de funcionarios, reducido servicios esenciales y cerrado museos, monumentos y parques del país, entre otros- desde la madrugada del martes.
Se pretendía también hallar una fórmula para impedir una nueva crisis inminente cuando en menos de dos semanas se cumpla el plazo límite para elevar el techo de la deuda, con el fin de evitar que el país caiga en impagos.
Pero el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, había dejado claro previamente que el encuentro no era un intento de negociar sobre la condición impuesta hasta ahora por la oposición republicana, acabar o al menos retrasar la implementación de la reforma sanitaria que es el programa estrella de Obama.
Es más, el propio mandatario subrayó en una entrevista emitida por la cadena CNBC poco antes de la reunión que el Capitolio tiene que acordar reabrir el gobierno y elevar el techo de la deuda antes de que él se ponga a negociar con ellos sobre prioridades presupuestarias más amplias, a la par que advirtió a los líderes financieros de que la "gravedad" de esta crisis es "para preocuparse".
"En democracia no es inusual que demócratas y republicanos no estén de acuerdo (…) pero cuando tienes una situación en la que una facción está dispuesta a dejarnos en impagos frente a nuestras obligaciones, entonces tenemos un problema", alertó.
La constatación por parte de los participantes en la reunión, que se prolongó casi 90 minutos, de que ésta no había rendido frutos no supuso por tanto una gran sorpresa para el país.
Con gesto grave, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, acusó a Obama tras la reunión de no querer negociar.
"El presidente reiteró una vez más que no va a negociar (..) los demócratas han rechazado todas nuestras ofertas", lamentó el líder republicano ante la Casa Blanca.
Con semblante igualmente severo, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y la líder de la minoría del mismo partido en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, revirtieron la acusación de intransigencia, afirmando que los republicanos quieren realmente continuar con el cierre administrativo del gobierno.
El trasfondo del impase está en la reforma sanitaria de Obama que los republicanos tratan de revocar mediante la presión por el presupuesto, tras haber fracasado por la vía parlamentaria, donde han votado por su revocación hasta 40 veces, pero sin éxito por el freno impuesto en el Senado dominado por los demócratas de Obama.
Mientras los republicanos exigen su debate como llave para destrabar las negociaciones para reabrir el gobierno y elevar el techo de la deuda, los demócratas la han calificado de "innegociable" se niegan en redondo a debatir cualquier asunto hasta que la oposición no desbloquee el gobierno.
En un intento de tornar la ira popular por la crisis contra los congresistas demócratas, la Cámara de Representantes votó hoy con el sí republicano a favor de financiar temporalmente una serie de partes pequeñas pero muy llamativas del gobierno. Pero la mayoría demócrata del Senado insiste en que se debe aprobar una partida para financiar todo el gobierno, no sólo una parte.
Su argumento es el que un "totalmente exasperado" Obama reiteró hoy en la entrevista con CNBC acerca de que, de ceder ahora, la táctica de aprobar sólo partes del presupuesto y gobernar así "de crisis en crisis" podría crear un precedente que ponga en jaque el resto de su mandato y futuros gobiernos, con graves consecuencias inherentes a una situación política y económicamente tan precaria.
Por ello, una vez más, la Casa Blanca advirtió hoy de nuevo la intención de Obama de vetar cualquier medida parcial que le llegue del Capitolio.
"El dañino impacto del cierre se extiende a todo el gobierno, afectando a servicios clave para pequeñas empresas, mujeres, niños, jubilados y otros en todo el país", justificó la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca la amenaza de veto presidencial.
Y, según se conoció hoy, también está afectando ya a las relaciones internacionales.
Porque a primera hora del día, la Casa Blanca confirmó la decisión de Obama de acortar su gira asiática de la semana próxima debido a la crisis doméstica que afronta. Así, Obama asistirá a las cumbres de la APEC y ASEAN en Bali y Brunei, respectivamente, pero ha "pospuesto" sin nueva fecha sus posteriores visitas a Malaisia y Filipinas.
La crisis que llevó hoy al segundo día de cierre del gobierno está provocando una creciente indignación no sólo entre los cientos de miles de funcionarios obligados a quedarse en casa -sin paga- una jornada más, sino también entre todos los damnificados por el cierre de museos, monumentos, parques nacionales y servicios públicos no indispensables. /DPA