El eslovaco Peter Sagan (Cannondale) se quitó la ansiedad del triunfo antes de las etapas pirenaicas y levantó los brazos por primera vez en el Tour del centenario, en una jornada de calor que mantuvo al surafricano Daryl Impey (Orica) de líder y a los favoritos en medio minuto, en vísperas de la montaña.
Apareció "El Bicho", de 23 años, en la séptima etapa después de un enorme trabajo de su equipo para lograr su cuarta etapa en el Tour, señalando su maillot verde de la regularidad, tras imponer su poderío ante el alemán John Degenkolb (Argos) y el italiano Daniele Bennati (Saxo).
Andaba inquieto Sagan después de ser relegado tres veces al segundo puesto, pero a la séptima hizo diana. Invirtió un tiempo de cuatro horas, 54 minutos y 12 segundos en el trayecto de 205 kilómetros entre Montpellier y Albi, la ciudad que maravilla al mundo con sus monumentos de ladrillo.
El resto de esprínteres: Cavendish, Greipel y Kittel, llegaron en un segundo grupo a casi un cuarto de hora. Todos ellos quedaron atrapados en las rampas del Col de Mounis, antes de mitad de carrera. Después de intentar la persecución durante unos kilómetros, levantaron el pie y se dedicaron a llegar a meta, cerca del fuera de control.
En el grupo principal llegaron los favoritos, todos pensando en la primera etapa pirenaica, donde librarán el primer duelo en las alturas con el final en Les Domaines. El surafricano Daryl Impey vivió su último día del sueño amarillo. La montaña le bajará de la nube, pero que le quiten lo "bailao". Ya está en la historia. África un día portó el maillot amarillo.
Etapa de transición pura para los favoritos de la general y de obligado cumplimiento para los velocistas antes de afrontar dos etapas en Pirineos. Calor y recorrido escarpado hasta Albi, y fugas de inicio. La primera del dúo franco-germano formado por Biel Kadri (Ag2r) y Jens Voigt (Radioshack), el "abuelo" del pelotón, con 41 años. Ambos llegaron a tener 5.10 de ventaja antes de ser cazados, en el kilómetro 99.
La carrera se alteró antes del ecuador del recorrido, en el Col de Mounis, un segunda con rampas de hasta el 14 por ciento que hundió a la mayoría de los "guepardos". El ritmo del Cannondale hundió a Cavendish, dijo adiós a las primeras de cambio, y tras unos kilómetros se le unieron en la pena Greipel y Kittel.
Sobrevivió a las rampas Peter Sagan, que con los rivales directos eliminados se vio levantando los brazos en Albi. Ocasión única. La escuadra italiana inició una especie de contrarreloj por equipos, tocaba perseguir a los tres corredores escapados: Bakelants (RadioShack), a 33 segundos de recuperar el maillot amarillo que llevó en Córcega, el francés Gautier (Europcar) y el español Juan José Oroz (Euskaltel).
La resistencia se acabó a 3 kilómetros de la meta y los planes de "Tourminator" se iban cumpliendo. Cambio de rivales. Allí estaban dispuestos a la rebelión el noruego Boasson Hagen (Sky), el alemán Degenkolb (Argos) y el belga Gilbert (BMC), el italiano Bennati (Saxo) …. segundos espadas desprovistos de ataduras a sus líderes.
Ninguno pudo con la joya del ciclismo eslovaco, que se mostró intratable, muy superior a todos sus rivales. Esta vez no hubo número especial, no simuló disparos, ni que corría moviendo los brazos, ni hizo un caballito con la bici.
"¡Por fin!, gritó Sagan al conquistar la decimocuarta victoria de una temporada brillante. Después de lucirse en clásicas como la Gante Wevelgem o Flecha Brabanzona, el Tour era su reto, y de momento ha mojado,
Faltó el espectáculo habitual. Al cruzar la meta en la localidad natal del pintor y cartelista Toulouse Lautrec, se señaló el maillot verde que quiere mantener hasta París. No hubo "caballito" con la bici, ni simuló disparos, ni que corría moviendo los brazos. Solo un suspiro de alivio.
Tampoco hubo excentricidades. En el Tour de Flandes no se le ocurrió más que tocar el culo a una azafata. Luego lo arregló regalándola un ramo de flores. Cosas de Sagan. EFE