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Cuando el presidente demócrata Barack Obama estaba en la Casa Blanca, los republicanos eran los máximos defensores de la disciplina fiscal. Ahora, la deuda de Estados Unidos de 20 billones de dólares promete aumentar aún más. Los republicanos dominan ambas cámaras del Congreso y el presidente Donald Trump presiona por recortes fiscales políticamente populares y a favor de miles de millones de dólares más para los militares.
Durante el gobierno de Obama, los republicanos espantaron a los mercados mundiales con su ardor al llamar a la aplicación de recortes en los gastos del gobierno. En la actualidad, pocos en el Partido Republicano se quejan de la creciente deuda de la nación.
Los miembros del movimiento ultraderechista Tea Party y otros conservadores que tomaron el control de la Cámara de Representantes en 2010 se han transformado en avales de la economía de oferta al estilo de Ronald Reagan, mientras que numerosos amigos del Pentágono en el Partido Republicano pasan por alto las pocas reservas.
Los recortes fiscales que se están contemplando podrían agregar cientos de miles de millones de dólares a la deuda, mientras que la presión bipartidista por más dinero para la defensa, infraestructura y las agencias nacionales podría significar casi 100.000 millones de dólares en gastos adicionales el año próximo.
El resultado final: la deuda nacional de 20 billones de dólares promete volverse una espiral creciente cuando los republicanos controlan tanto el legislativo como la Casa Blanca.
"Los republicanos dejaron de preocuparse por los déficits hace mucho tiempo", lamentó el senador republicano Rand Paul, de Kentucky, quien fue elegido para el Tea Party en 2010.
Eso es algo muy distinto a la revolución republicana liderada por Newt Gingrich, que asoló a Washington hace dos décadas con el mandato de equilibrar el presupuesto y reducir los impuestos al mismo tiempo. O incluso de los republicanos de 2001, que con entusiasmo recortaron los impuestos bajo el presidente George W. Bush, pero solo en un momento en el que el gobierno nadaba en dinero.
Ahora, los déficits están de vuelta, pero con creces. El programa gubernamental de asistencia médica para los ancianos Medicare y el Seguro Social se están acercando a la insolvencia.
Quienes más abogaron por políticas fiscales enérgicas y los organismos de supervisión como la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso advierten que la deuda finalmente va a arrastrar a la economía hacia abajo, pero a diferencia de sus predecesores Obama y Bush, Trump no está hablando de déficits, ni mucho menos los votantes.
"Francamente, después de estos enormes déficits, los votantes dicen: ‘Bueno, ¿cuánto importan realmente los déficits?'", declaró el exsenador y excandidato presidencial republicano Rick Santorum. "Todavía no somos Grecia, ¿verdad?".
2017-09-16