El Gobierno conservador luso anuncia hoy las primeras medidas de austeridad acordadas con la troika sin haber conseguido consenso alguno en las conversaciones mantenidas con la oposición socialista, que insiste en renegociar el rescate.
El Consejo de Ministros extraordinario celebrado este miércoles para preparar nuevos ajustes presupuestarios que compensen los anulados por el Tribunal Constitucional se prolongó hasta la madrugada y un portavoz oficial informó de que hoy jueves se darán a conocer sus decisiones.
Según lo ya explicado por el Ejecutivo y las filtraciones a los medios, el primer ministro Pedro Passos Coelho espera reducir 1.200 millones de euros en gastos de las administraciones, complementos salariales del sector público, servicios sociales del Estado y presupuestos de la seguridad social, entre otros.
Passos Coelho y la troika, compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión y el Banco Central europeo (BCE), no llegaron a ningún entendimiento en las reuniones que celebraron el miércoles con el secretario general del Partido Socialista (PS), Antonio José Seguro.
La invitación al diálogo y el consenso formulada por el primer ministro al líder de la oposición fue un fracaso, y en la hora y media que estuvieron reunidos por primera vez en cuatro meses, no "hubo nada nuevo" ni se acordaron mas reuniones, según informó Seguro.
Passos Coelho había reafirmado poco antes de la entrevista que Portugal se ha quedado sin margen para negociar sus metas de déficit.
No le queda otra opción, sostuvo, que aplicar más recortes para seguir recibiendo los ahora bloqueados fondos del rescate y lograr que la UE y el FMI acepten darle siete años más para devolverlo.
Seguro, que habló después y no antes de la reunión, se reafirmó a su vez en todos los argumentos contra la política de austeridad y pidió que se renegocien los compromisos del rescate y se adopten medidas que generen empleo, crecimiento e inversión.
Para el secretario general del PS, que el domingo pasado fue reelegido con más del 96 % de votos de los militantes, la troika se ha equivocado con el modelo aplicado en Portugal, donde el déficit, la recesión, el desempleo y el endeudamiento han desbordado todas sus previsiones y han "empobrecido" el país.
Portugal nunca podrá pagar su deuda -que va camino del 120 por ciento del PIB- si no hay crecimiento económico, proclamó Seguro al pedir un "cambio de modelo".
Pero el Ejecutivo, atrapado entre las exigencias de la troika y la sentencia del Constitucional, ya ha movilizado a todos los ministerios para aplicar los nuevos recortes de gastos y servicios públicos.
En ellos se basan los ajustes presentados por Passos Coelho a la troika para compensar los recortes de pagas a funcionarios y pensionistas y de subsidios de enfermedad y desempleo declarados inconstitucionales, que suponen 1.300 millones de euros.
Para suerte de Portugal la reacción inicialmente adversa de los mercados al problema presupuestario se diluyó a lo largo de la semana con una constante bajada de los intereses de su deuda.
El bono a diez años, que hace poco más de un año llegaba al 17 %, se cotiza otra vez apenas por encima del 6 %.
El Tesoro luso todavía no se atreve anunciar cuando volverá a emitir deuda a largo plazo, una decisión que debe marcar, en algún momento de este año, el regreso del país a los mercados financieros.
Pero el miércoles logró colocar 1.750 millones de euros a corto plazo sin que se resintieran los intereses por la crisis presupuestaria y la visita de la troika.
Sin el apoyo de la oposición, aunque con la garantía de su mayoría absoluta parlamentaria el Gobierno conservador luso, que llegó al poder en junio de 2011, dos meses después de la petición del rescate, tiene que llevar aún su enmienda presupuestaria a la Asamblea Legislativa.
La verdadera prueba para el país, según ha reconocido Passos Coelho, se producirá, no obstante, a mediados de mayo cuando la troika y los ministros europeos de Economía y Finanzas juzguen si Portugal cumple o no los requisitos de su rescate y merece recibir más fondos y ganar más tiempo para devolverlos. EFE