El papa Francisco realizó hoy su primer viaje a Asís, cuna del santo al que debe su nombre pontificio y patrón de Italia, San Francisco de Asís, un encuentro en el que reiteró su voluntad de estar con los pobres y de "despojar a la Iglesia de todo lo mundano".
En estos términos se refirió el papa Francisco en su tercer viaje apostólico en tierras italianas y en el que volvió a gritar al mundo su deseo de crear una iglesia "pobre para los pobres" al igual que hiciera el santo del que tomó el nombre.
El lugar elegido por el pontífice para aludir a esta necesidad de austeridad en el seno de la Iglesia Católica fue la sala del Expolio del Obispado de Asís, un lugar cargado de simbolismo por recordar el pasaje en el que "el pobrecillo", apodo con el que se conoce en Italia a San Francisco, se despojó de todos sus ropajes.
Allí se encontró el papa con pobres e inmigrantes y ante de ellos habló improvisadamente e invitó a la Iglesia a despojarse de esa mundanidad, "que mata al alma, a las personas y a la propia Iglesia", a imitar a Jesús "que llevó una vida de despojo".
No obstante, esta visita pontificia con motivo de la festividad del patrón de Italia se vio empañada por la tragedia de ayer frente a la isla más meridional del país, Lampedusa, en la que perdieron la vida al menos 111 inmigrantes.
"No importa que tanta gente huya de la esclavitud, del hambre, huir buscando la libertad y tantas veces vemos que encuentran la muerte como ocurrió ayer en Lampedusa", dijo el papa refiriéndose a este dramático acontecimiento.
Pero la primera visita que realizó Francisco a este municipio del corazón de Italia fue a los niños discapacitados y enfermos del Instituto Seráfico de Asís, en los cuales, afirmó, "se encuentran presentes las llagas de Jesús".
"Estamos ante las llagas de Jesús, estas llagas deben ser escuchadas, deben ser reconocidas", dijo el pontífice en su primera alocución.
El papa Bergoglio es el 19 sucesor de San Pedro que visita la ciudad de Asís, a la que acudió en seis ocasiones Juan Pablo II y dos Benedicto XVI.
Durante la misa que celebró ante la Basílica de San Francisco de Asís, el papa volvió hoy a realizar un fuerte llamamiento para que "cesen los conflictos armados que ensangrentan la tierra, que callen las armas y en todas partes el odio ceda el puesto al amor, la ofensa al perdón y la discordia a la unión".
El papa Bergoglio pidió después que "escuchemos el grito de los que lloran, sufren y mueren por la violencia, el terrorismo o la guerra, en Tierra Santa, tan amada por San Francisco, en Siria, en todo Oriente Medio, y en el mundo".
Francisco volvió a dar muestras de que su pontificado es el de la sobriedad, de que su preocupación por la pobreza sobrepasa las meras palabras y reside precisamente en los hechos.
El pontífice argentino rehusó comer con las autoridades, entre las que se encontraba el primer ministro italiano, Enrico Letta, que había acudido a Asís para asistir a la misa por el patrón de Italia, y decidió comer con los 55 pobres procedentes de centros de acogida de toda la diócesis en el comedor de Caritas.
Durante su improvisado discurso al clero, a las personas de vida consagrada y miembros del Consejo Pastoral con los que se reunió en la catedral de San Rufino de Asís dijo que a los matrimonios siempre les da este consejo: "Pelead cuanto queráis pero nunca terminéis la jornada sin hacer las paces",
Después de la comida en el centro de acogida del Obispado, Francisco se trasladó a la Basílica franciscana de Santa Clara, fundadora de la segunda orden franciscana, conocida como las clarisas.
A su salida del templo, miles de jóvenes esperaban a Francisco con cánticos y con una actuación en la que un grupo ataviado con camisetas azules cantó al unísono canciones de esperanza.
Antes de partir hacia el Vaticano, el papa visitó el "tugurio" donde se refugiaba san Francisco y los suyos en la localidad cercana a Asís de Rivotorto.
Una larga y emotiva jornada para el papa que ha tenido presente a los más pobres de entre los pobres, entre ellos, a las víctimas de Lampedusa./ EFE