La ofensiva de la canciller Angela Merkel por mostrar su lado más humano ha quedado salpicada por un libro que la presenta como más "afín" de lo debido al régimen de la República Democrática Alemana (RDA), un tema delicado en ese año electoral.
"Lo importante, para mi, es que nunca oculté nada", respondía la canciller anoche a la pregunta sobre el papel que jugó en los años ochenta, como responsable de Cultura de las juventudes socialistas del régimen, la FDJ, en la Academia de Ciencias de Berlín.
Se trata de una pregunta recurrente estos días, a punto de salir el libro "Das erste Leben der Angela M." -"La primera vida de Angela M."- de los periodistas Ralf Georg Reuth y Günther Lachmann, que incide en el papel de Merkel como secretaria de propaganda.
Las incógnitas sobre el pasado de Merkel persisten, pese a las múltiples biografías que circulan de la canciller, y resurgieron justo cuando la líder de la primera economía europea había decidido romper su imagen de mujer fría para mostrarse cercana al ciudadano.
La ambigua respuesta de la canciller sobre ese capítulo se pudo escuchar ayer al término del pase de la película "Die Legende von Paul und Paula" -"La Leyenda de Paul y Paula"-, un filme de culto en la RDA de los años setenta.
Merkel eligió este título para el ciclo "Mi película favorita" de la Filmoteca de Berlín y acudió al pase acompañada de su esposo, el catedrático Joachim Sauer, para hablar de un filme que presenta la historia de amor de una muchacha de la RDA y un hombre casado.
Una semana atrás, la canciller había intervenido en una tertulia con público convocada por la revista femenina "Brigitte" en la que a Merkel se le preguntó, por ejemplo, qué era lo que más podría atraerle en los hombres -"los ojos", respondió-.
La canciller ha introducido estas intervenciones en su apretada agenda política, más los actos de precampaña de cara a las elecciones generales del 22 de septiembre.
Sus compatriotas han reaccionado bien y encajado con simpatía el peculiar estilo de la canciller, entre la discreción y el desparpajo.
Pero el pasado en la RDA es algo más delicado en un país donde el recuerdo del régimen responsable del Muro de Berlín sigue levantando ampollas, más de dos décadas después del fin de la división alemana.
"Sencillamente, me adapté", es la respuesta habitual de Merkel a la pregunta de cómo fue su vida en tiempos de la RDA y cómo sobrellevó la rigidez del régimen comunista.
Nacida en Hamburgo y crecida en territorio de la RDA, donde ejercía su padre, un pastor protestante, Merkel ha cultivado siempre la imagen de persona apolítica, que vivía concentrada en su carrera científica.
La militancia en la FDJ era algo muy común entre los jóvenes de la RDA, pero siempre ha negado haber denunciado a nadie ante el aparato de propaganda.
El libro en cuestión la describe como una joven "leal" al reformismo comunista, es decir, los que pretendían evitar por la vía del cambio interno el hundimiento de la RDA, bajo la presión popular de las movilizaciones por la democracia.
Un punto complejo para la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido en el que hizo carrera apadrinada por el canciller Helmut Kohl, que vio en ella a una neófita perfecta procedente del este pero sin afinidades con el llamado régimen del Muro. EFE