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La empresa embotelladora más grande de Coca-Cola en México anunció el viernes que suspendería sus operaciones indefinidamente en Ciudad Altamirano debido a la violencia.
Coca-Cola FEMSA informó que cerraría la planta de distribución en el estado sureño de Guerrero porque, en enero, los empleados “comenzaron a recibir constantes amenazas y agresiones por parte del crimen organizado”, una frase que suele referirse a los cárteles del narcotráfico. Mencionó también un ataque injustificado reciente contra uno de sus empleados, pero no dio detalles sobre lo ocurrido.
FEMSA lamentó la ausencia de estado de derecho y la prevalencia de impunidad en la región de Ciudad Altamirano.
En 2014, la compañía cerró temporalmente unas instalaciones de menor tamaño en la cercana ciudad de Arcelia después de que cuatro de sus camiones fueron quemados.
Desde hace tiempo, esa zona cercana a la frontera de Guerrero con el estado de Michoacán ha estado dominada por bandas de narcotraficantes, más recientemente por los cárteles de los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana.
Los cárteles suelen extorsionar a empresas pequeñas propiedad de familias para no dañarlas, pero en ocasiones también han atacado a grandes empresas trasnacionales.
En 2012, el cártel de los Caballeros Templarios en Michoacán quemó cinco bodegas y docenas de vehículos propiedad de la compañía de alimentos procesados Sabritas, subsidiaria de PepsiCo.
2018-03-23