EFE
El príncipe consorte Enrique de Dinamarca cumple hoy 80 años, un aniversario que celebrará en familia tras una semana de actos para homenajear a una figura controvertida por su complicado encaje en la jerarquía real y sus no siempre fáciles relaciones con su país de adopción.
Una exposición, la publicación de un nuevo poemario suyo y una gala transmitida por la televisión pública han conformado el programa de un cumpleaños que celebrará rodeado de los más allegados en su castillo en Caix, en el sur de Francia, su país de origen.
Fue en ese lugar donde se escenificó hace doce años una de las mayores crisis recientes de la Casa Real danesa, cuando Enrique se retiró dolido después de que en la recepción de Año Nuevo, enferma la reina, ejerciera de anfitrión el príncipe heredero Federico.
En una entrevista al tabloide "BT", Enrique, que en protesta no asistió a la boda de Guillermo y Máxima de Holanda, dijo entonces sentirse "inútil" y "relegado" y defendió su papel como número dos de la institución, aunque negó estar celoso de su hijo o de la reina y responsabilizó a algunos sectores dentro de la institución y a la prensa.
Las especulaciones sobre un posible divorcio, luchas de poder o depresiones se cerraron meses después con una sesión fotográfica de toda la familia en su castillo francés, aunque Enrique no pudo evitar el calificativo de "príncipe llorón" por parte de la prensa sensacionalista.
Sus dificultades para desempeñar el indefinido rol de consorte quedaron de manifiesto con su periódico reclamo del título de rey, apelando a la equiparación de sexos, con el que ironiza hoy en una viñeta el diario "Politiken", el de mayor tirada en Dinamarca.
"Es difícil estar a la sombra de tu mujer", dice en la tira cómica Enrique, vestido de forma pintoresca.
Su estilo excéntrico, su afición por la vinicultura y la gastronomía y su acento francés han sido motivo de burlas entre los daneses, aunque muchos se han visto atraídos por algunas de sus ocurrencias, que lo han convertido en figura de culto para "Montecarlo", uno de los programas de radio más populares.
Sentado al piano, Enrique grabó el año pasado un tema con un conocido grupo de rock usando parte de un texto propio.
Y se fue de visita con unos amigos en invierno a la comuna de Christiania, asentamiento de corte anarquista de Copenhague y objeto en los últimos meses del acoso policial contra la venta de hachís.
Conocida es su afición por las bromas, que le llevaron no hace mucho a disfrazarse de oso panda en una gala del Fondo Mundial para la Naturaleza ante invitados ilustres, la reina incluida.
Tampoco le importó posar ante los fotógrafos con una pitón en la cabeza en una visita a un zoológico y, pese a las críticas no muy favorables, sigue publicando poemas y haciendo esculturas.
Casi medio siglo después de su boda con Margarita II -a quien conoció cuando este noble francés ejercía de diplomático en Londres- y con ocho nietos, el "príncipe provocador" -según "BT"- parece haber logrado la aceptación que tanto le ha costado.
2014-06-11