Los extremistas que buscan derrocar al presidente sirio Bashar Assad pudieran estar dañando las negociaciones para reemplazarlo, frustrando a diplomáticos occidentales que continúan presionando para su salida del poder como parte necesaria de un acuerdo de paz en la sangrienta guerra civil en el país árabe.
Funcionarios estadounidenses dicen que, ayudado por las luchas internas entre grupos opositores —incluidos algunos cuyos lazos con al-Qaida pueden haber puesto en peligro la ayuda extranjera_, Assad tiene ahora un control más firme del poder que hace apenas unos meses, cuando Estados Unidos y Rusia convocaron a otra ronda de conversaciones para poner fin a una guerra de dos años y medio en la que han muerto más de 100.000 personas.
Aun así, el secretario de Estado norteamericano John Kerry dijo el martes que los avances recientes de Assad no aseguran su futuro en un nuevo gobierno.
Cómo persuadir a Assad a que renuncie sería parte del enfoque en una reunión en Londres el martes de 11 naciones de Occidente y el Oriente Medio que buscan un arreglo negociado al conflicto. Kerry se reunió el martes por la mañana con el jefe de la coalición opositora siria, Ahmad al-Jarba, durante lo que un alto diplomático estadounidense calificó de "un momento muy importante".
"Tenemos mucho que conversar", le dijo Kerry a al-Jarba al comenzar la reunión privada de 45 minutos en la residencia del embajador estadounidense en Londres.
Grupos extremistas, incluido el Estado Islámico de Irak y el Levante, han dañado la credibilidad de la fracturada oposición a Assad y creado líneas de batalla entre fuerzas rebeldes otrora aliadas.
Eso muy probablemente ha fortalecido la confianza de Assad para resistir concesiones en la mesa de negociaciones, de acuerdo con un segundo alto funcionario del Departamento de Estado que habló a condición de guardar el anonimato. El funcionario acusó además al Estado Islámico de Irak de ayudar a Assad —a sabiendas o no— al debilitar a grupos más moderados y desviar ayuda y atención de la lucha contra el gobierno.
Grupos extremistas vinculados con al-Qaida, como el Estado Islámico de Irak y el Levante, y Jabhat al-Nusra, son ahora algunas de las facciones opositoras más poderosas en Siria. Algunos expertos y rebeldes moderados atribuyen el crecimiento de esos grupos a la magra ayuda extranjera —dinero y armas— entregados a grupos rebeldes moderados.
Funcionarios estadounidenses han argumentado que es difícil identificar a los grupos rebeldes moderados y asegurar que las armas suministradas no caigan en manos de al-Qaida./ap