El fracaso del alto el fuego acordado hace hoy una semana por Armenia y Azerbaiyán con la mediación de Rusia acrecienta el temor a una escalada de la guerra entre los habitantes Stepanakert, habituados ya al rugir de las sirenas de alarma de la defensa antiaérea.
Y es que "alto el fuego humanitario" declarado en Moscú no solo no se cumple desde su primer minuto, sino que las acciones militares, lejos de disminuir, han aumentado considerablemente de intensidad, sobre todo en el norte y el sur Nagorno Karabaj.
CALLES CASI DESIERTAS, ESPEJO DE LA GUERRA
Las calles casi desiertas de Stepanakert son un espejo del estado de guerra que vive la ciudad, cuyos moradores intentan salir a la calle lo menos posible debido a los periódicos bombardeos azerbaiyanos.
La proximidad de las acciones militares se percibe cada vez con más fuerza en la capital de Nagorno Karabaj: en sus calles ha aumentado considerablemente el número de hombres armados, voluntarios a juzgar por sus trazas.
Parte de la población de la ciudad ya se ha evacuado y la que resta se ve obligada a pasar la noche en refugios, que hoy volvieron a demostrar su utilidad tras varios días de calma.
"Está madrugada cayeron sobre la ciudad al menos tres cohetes", dijo a Efe Karó, un trabajador de un equipo municipal dedicado a despejar los escombros de las calles.
La información que llega directamente del frente es escasa, ya que la censura militar impone sus reglas, y los vecinos no se muestran especialmente proclives a comentarlas con extranjeros.
EL CANSANCIO EMPIEZA A PESAR
"La gente ya no tiene fuerzas. Tantas víctimas, tantos jóvenes… Ojala que esto termine ya. Pobre gente. Atacan a la población civil", dijo a Efe Ala, la propietaria de una panadería céntrica de Stepanakert, junto a cual esta madrugada cayó un cohete del sistema Smerch, cuya explosión reventó cristales en el vecindario.
La mujer, de unos 45 años, cuenta que su hijo combate en las filas del ejército de Artsaj, como denominan los armenios Nagorno Karabaj.
"Cuando me llama por teléfono mi hijo, que tiene 19 años, me tiemblan la piernas. Le preguntó si tiene miedo. Me dice que no, me cuenta una película. Siento tanta pena por los chicos. Ya no quedan jóvenes en la ciudad", se lamenta.
Según Ala, lo único que puede ayudar a solucionar el conflicto, que considera la "continuación del genocidio contra el pueblo armenio", es la independencia de Nagorno Karabaj.
Las noticias que llegan desde las primeras líneas de defensa, sobre todo desde el sur, donde las fuerzas azerbaiyanas han anunciado la captura de dos ciudades y numerosas aldeas, no se comentan públicamente, pero circulan entre la población, ya que en Stepanakert funciona internet.
"Propaganda azerbaiyana", es la tónica general de los comentarios, en los que se percibe una creciente inquietud por el estado real de cosas en el frente.
ARMENIA ADMITE QUE LA SITUACIÓN ES "MUY COMPLEJA"
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, ha admitido que la "situación es muy compleja" y que "hay muchas bajas en ambos lados", pero ha insistido en que los planes de Azerbaiyán y Turquía de hacerse con Nagorno Karabaj en una guerra relámpago han fracasado.
Según el Centro de Información de Armenia a día de hoy las fuerzas que defienden Nagorno Karabaj han sufrido 663 baja mortales, mientras que las de Azerbaiyán, que no comunica su pérdidas, se estiman en diez veces más.
Mientras, las fuerzas azerbaiyanas aprovechan los cielos despejados sobre Nagorno Karabal para utilizar un arma que se ha mostrado muy eficaz en estas tres semanas de guerra: los drones.
Pero si en un comienzo los aparatos volantes no tripulados azerbaiyanos, en su mayoría de producción turca e israelí, campearon a sus anchas, con el correr de los días las defensas antiaéreas comenzaron a interceptarlos.
El Ministerio de Defensa armenio informó del derribo hoy de cuatro drones enemigos, tres en el territorio de Armenia y uno en el de Nagorno Karabaj.
EFE
2020-10-17
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