La Patria bolivariana ha parido mujeres valientes e ingeniosas, con talento para romper paradigmas más allá de las fronteras, fieles ejemplos del feminismo revolucionario que el comandante Hugo Chávez defendió en cuerpo y alma.
"Soy feminista, lucho y lucharé sin tregua porque la mujer venezolana ocupe el espacio que tiene que ocupar en el alma de la Patria", expresó el comandante Chávez el 16 de septiembre de 2010, desde el Teatro Teresa Carreño, el espacio cultural venezolano que lleva el sello feminista, el alcance musical que sólo una mujer como ella pudo lograr en su época.
Hoy, cuando se cumplen 160 años del natalicio de María Teresa Gertrudis de Jesús, mejor conocida como Teresa Carreño, hija de Clorinda García de Sena y Toro y de Manuel Antonio Carreño, autor del Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres, quienes en 1862 abandonan su Caracas natal por razones políticas y económicas para asentarse en Nueva York, Estados Unidos.
Teresa fue una mujer que revolucionó el piano y la composición. Desde los cinco años sus notas se perfilaban como un regalo armónico para el alma, gracias a los más de 500 ejercicios compuestos por su padre y las posteriores enseñanzas de Julio Hohené y del estadounidense Louis Moreau Gottschalk.
Su música llegó a deleitar escenarios como la sala Irving Hall, de Nueva York, cuando el 25 de noviembre de 1862 ofreció su primer concierto, de ahí la venezolana tendría participación en la Academia de Música de Brooklyn, en la Orquesta Filarmónica de Boston y en la Sinfónica de Londres.
Entre sus composiciones se encuentran el Himno a Bolívar, Saludo a Caracas, el vals Teresita (dedicado a su hija), el Cuarteto para cuerdas en si bemol y Un Bal en rêve opus 26.
Realizó giras en Europa, América, África y Australia, donde tocó las obras de Ludwig van Beethoven, Robert Shumann, Piotr Ilich Tchaikovski, Niccolo Paganini, Johannes Brahms y Franz Listz.
Entre cortos viajes y compromisos artísticos, Teresa Carreño visitó su tierra natal en 1855 cuando la invitó Joaquín Crespo para que ofreciera un concierto; y en 1886 Antonio Guzmán Blanco la comisionó para organizar la temporada de ópera de Caracas.
Para muchos, esta fue la artista más prolífica de América Latina durante la última década del siglo XIX y de las dos primeras del XX.
Teresa Carreño, mujer poco convencional para la idiosincrasia caraqueña de aquel tiempo, se divorció tres veces, se casó otras cuatro y fue madre de Emilia Sauret, Lulú, Teresita y Giovanni.
Murió en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York, el 12 de junio de 1917, cuando preparaba una gira por Suramérica.
"No puede haber Revolución sin la participación de las mujeres de la patria", enfatizó aquel mes de septiembre de 2010 el comandante supremo, instando a las venezolanas al reconocimiento y a la defensa de sus derechos como responsables de la sociedad del futuro.
Y es que Teresa Carreño es un símbolo de mujer guerrera, que expresó su amor por la patria a través de sus composiciones y su talento, es por ello que sus restos hoy yacen en el Panteón Nacional, donde aguardan los luchadores de la Patria Socialista.
2013-12-22