AFP
Unas 2.000 personas formaron este miércoles un gran mosaico humano en la playa carioca de Copacabana, en otra acción de Greenpeace contra proyectos petroleros en la desembocadura del río Amazonas.
La organización ecologista había derramado el lunes una simbólica ‘marea negra’ frente a la sede de Total en Francia, cerca de París.
"Defenda os corais da Amazonia" (Defiende los corales de la Amazonía), fue la frase que formaron con sus cuerpos cientos de brasileños y turistas en la arena de la icónica playa de Rio de Janeiro, bajo las órdenes del artista estadounidense John Quigley que, megáfono en mano, iba dándoles indicaciones para que se colocaran estratégicamente alrededor de un dibujo de un pez mariposa escudado por un coral naranja.
"Pedimos que se abandonen estos planes. Estos corales son extremadamente importantes para la biodiversidad, son un nuevo bioma recientemente descubierto que usa muy poca luz. No sabemos qué hay ahí ni los impactos que podrían tener eventuales vertidos de petróleo", dijo a la AFP Thiago Almeida, especialista en energía de Greenpeace Brasil.
La ONG asegura que el proyecto de exploración petrolera, encabezado por la francesa Total junto a la británica BP y la brasileña Petrobras, pone en peligro un arrecife de coral descubierto en 2016 frente a las costas del norte de Brasil, donde el Amazonas desemboca en el océano Atlántico.
El gigante petrolero francés negó las acusaciones en una carta enviada a Greenpeace el pasado 8 de febrero, donde aseguró que el pozo más cercano está a 28 km del arrecife y que investigaciones públicas confirmaron la ausencia de impactos en él.
Si se obtienen los permisos necesarios de las autoridades brasileñas, los bloques de exploración en cuestión podrían llevar a la perforación de pozos este año, algo que Greenpeace quiere impedir con acciones multitudinarias como la de este miércoles en Rio o el lunes con el vertido de 3.000 litros de melaza frente a la sede de Total en las afueras de París.
Al grito de "¡Salvemos los corales!", los participantes no desistieron ni siquiera por la lluvia torrencial que cayó en la playa.
"Hay que mojarse, literalmente, porque todo lo que se refiere a la ecología, sea para dentro de 10 o 50 años, es una lucha que debe darse", resumió Celina Quintas, una operadora turística de 60 años, sentada y empapada en la arena.