El presidente francés, François Hollande, aceptó hoy que Alemania pida a Francia reformas para mejorar su competitividad, pero a cambio solicitó a Berlín subir sus salarios para estimular la demanda interna y apoyar así el crecimiento europeo.
En una entrevista que publicará en su edición del próximo jueves la revista "Paris Match", y ya difundida hoy, con motivo del primer aniversario de su elección, Hollande considera que "no sería bueno que haya distorsiones" entre París y Berlín.
La canciller federal alemana, Angela Merkel, "desea que Francia recupere el retraso acumulado estos diez últimos años mediante reformas estructurales", indicó el presidente francés.
"Pero, a cambio, pedimos a los alemanes, que tienen un excedente comercial y presupuestario, que apoyen la demanda interna aumentando los salarios", afirmó Hollande.
El presidente galo consideró "esencial" la amistad franco-alemana pese a las diferencias ideológicas que pueda haber entre sus dirigentes.
"Si el eje franco-alemán no está unido, si cada uno no aporta su parte a la recuperación, si no encontramos juntos un compromiso, Europa no puede avanzar", señaló.
Hollande reiteró su compromiso de controlar el déficit público francés y consideró un éxito personal haber convencido a sus socios europeos de "dar más importancia al crecimiento económico" que a la austeridad.
"Europa ha entendido, dándonos algo más de flexibilidad para conseguir nuestro objetivo de reducción de déficit, que el crecimiento es la prioridad. Es un auténtico signo de confianza", aseguró.
Gracias a ese periodo suplementario de dos años concedido por Bruselas para situar su déficit en el 3 % del PIB, Francia podrá "estabilizar el gasto público preservando la sanidad, las pensiones y la política familiar", lo que permitirá "salvar el modelo social" francés "bajando el tren de vida del Estado", dijo Hollande.
El presidente afirmó que el gasto público será controlado en 2013 y descenderá en 2014.
Para Hollande, a diferencia de lo que sucede en España o Grecia, en Francia no hay austeridad.
"La austeridad es cuando las pensiones bajan, los salarios disminuyen y el paro llega al 20 o 25 %. No es el caso de Francia", afirmó.
El presidente francés señaló que las políticas europeas tienen la obligación de tener resultados porque, en caso contrario, Europa vivirá un ascenso de los populismos.
"Si no tenemos la capacidad de convencer a los franceses de que mañana podrán vivir mejor habrá una alternancia, pero no será entre la izquierda y la derecha. Ya hemos visto lo que ha pasado en Italia con la irrupción del populismo", dijo.
En clave interna, Hollande se mostró escéptico sobre la posibilidad de un Gobierno de unidad, pero pidió un pacto sobre diversas "causas nacionales", como "la lucha contra el paro, la recuperación productiva o el lugar de Francia en la globalización".
El presidente no descartó una remodelación de Gobierno "cuando llegue el momento", pero aseguró que "ahora los franceses exigen resultados" y confió en el actual Ejecutivo para conseguirlos en los terrenos del "paro, la vivienda, el consumo, la educación y el lugar de Francia en el mundo".
"Todo el mundo será juzgado, yo el primero", indicó el presidente, quien señaló que ningún ministro está a salvo de ser relevado.
Hollande se refirió a una aceleración de las reformas, para lo que recurrirá a la aprobación de leyes por decreto porque "el ritmo legislativo no está adaptado al ritmo de los franceses y a las exigencias de las empresas". EFE