La Iglesia de América Latina cobrará un nuevo protagonismo durante el pontificado de Francisco, el primer papa latinoamericano.
Ello ha quedado en claro después de la visita de siete días a Brasil del argentino Jorge Mario Bergoglio, para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que cerró hoy en Río de Janeiro.
"Con este papa la Iglesia latinoamericana puede contribuir a la vida de la Iglesia universal, dando su riqueza específica, su dinamismo juvenil, su perspectiva sobre los problemas de la Iglesia", resumió hoy el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, al hacer un balance del primer viaje internacional de Francisco.
La importancia que le da Bergoglio a su continente natal se revela en los sendos almuerzos que sostuvo este fin de semana con integrantes de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), durante los cuales pronunció los dos discursos más largos en lo que va de su pontificado.
Ambas alocuciones definieron, en líneas básicas, las directrices que espera ver definidas Francisco en la Iglesia de la región, y que están vinculadas al documento final de la V Conferencia del Celam realizada en 2007 en el santuario brasileño de Aparecida, elaborado por una comisión presidida por el propio Bergoglio.
Entre las propuestas salidas de Aparecida, está la de que la Iglesia adopte una actitud "misionera", que ha sido recordada hoy por el papa durante su encuentro reservado con los obispos del Celam.
"Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente la misionariedad", dijo Francisco a los obispos y cardenales, según el texto difundido por el Vaticano.
Según Lombardi, otro punto destacado de las reuniones de Francisco con los obispos de su región natal es su énfasis en la necesidad de una Iglesia "más sinodal, o sea, con gran participación de los obispos, a los cuales el papa tiene que orientar pero, al mismo tiempo, tiene que demostrar que son ellos los responsables de los caminos de la Iglesia en sus países".
"Quien conduce la pastoral, la misión continental (…) es el obispo. El obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear", expresó el pontífice a los miembros del Celam.
El papa también dejó en claro que, en su misión, los obispos latinoamericanos deben percatarse de propuestas que pueden "detener, hasta hacer fracasar, el proceso de conversión pastoral", y entre ellas destacó "la ideologización del mensaje evangélico".
En este campo, rechazó, entre otros, la "ideologización psicológica", que "reduce el encuentro con Jesucristo y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento" y "el reduccionismo socializante", que "abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista".
Asimismo, exhortó a los obispos a rechazar "el clericalismo", que consideró como una "tentación muy actual en Latinoamérica", para evitar que la Iglesia se vuelva "autorreferencial" y vea debilitada "su necesidad de ser misionera".
"Los obispos han de ser pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan ‘psicología de príncipes'", advirtió.
El "mapa de ruta" dado por Francisco para los obispos de su continente forma parte del esfuerzo de la Iglesia para contrarrestar la creciente pérdida de fieles -en gran parte para las religiones neopentecostales que se multiplican en el continente- especialmente en Brasil, donde el porcentaje de católicos bajó al mínimo histórico del 64,6 por ciento.
La fuga de fieles fue el tema central del almuerzo que sostuvo ayer Francisco con unos 300 obispos y cardenales de la CNBB, a los que instó a encarar las causas de la fuga de fieles y a reconquistar a los que abandonaron la Iglesia, tanto los que "buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos" como los que "parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teoría como en la práctica".
El tiempo y las largas listas de recomendaciones dejadas por Francisco parecen confirmar la previsión del portavoz del Vaticano: "Con un papa latinoamericano, la Iglesia de América Latina puede verdaderamente dar una contribución renovadora de entusiasmo, valentía y perspectiva de futuro para la Iglesia universal". /DPA