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El agua potable volvió a brotar el lunes de los grifos y las duchas en algunas partes de Virginia Occidental, trayendo alivio para algunas de las 300.000 personas que no han podido utilizar el agua corriente debido a que se contaminó por el derrame de una sustancia química hace cinco días.
Podrían pasar varios días más antes de que todos los residentes del área metropolitana de Charleston puedan utilizar como siempre el agua de la llave. Las autoridades dijeron que el agua en ciertas áreas ya era segura para beber y lavar siempre y cuando las personas purgaran sus instalaciones de alimentación de agua.
Las autoridades advirtieron que el agua todavía puede tener un olor ligeramente extraño.
"Yo no la voy a beber. Voy a ducharme con ella y a lavar los platos, pero no la voy a beber. No creo que (la sustancia química) se haya ido totalmente", dijo Angela Stone, mientras comenzaba el proceso de purga de su sistema, de más o menos 30 minutos, poco después de que se levantó la prohibición en su vecindario.
Para el lunes por la tarde, los funcionarios locales dieron luz verde al 10% de las empresas y los hogares abastecidos por West Virginia American Water. La portavoz de la compañía Laura Jordan dijo hasta un 25% de todos sus clientes podrían tener agua antes de acabar el día.
La crisis de agua obligó a cerrar escuelas, restaurantes y guarderías. Fue necesario traer camiones cisterna cargados de agua de fuera del estado. Las personas recibieron instrucciones de usar el agua sólo para inodoros.
"Finalmente", dijo el esposo de Stone, James Parker. "Por fin puedo tomar una ducha, lavar los platos y cocinar algunos alimentos sencillos".
Las autoridades retiraban la prohibición de forma metódica para asegurarse de que el sistema de agua no se viese abrumado por una demanda excesiva, lo que podría causar más problemas de calidad del agua y del servicio. Un mapa en línea que detallaba qué zonas podían usar agua nuevamente mostraba una porción muy pequeña de color azul.
Una zona grande de nueve condados seguían en rojo, lo que significaba que no debían usar agua de la llave todavía. Eso significa que centenares de miles de personas deberán seguir lavando, cocinando y cepillándose los dientes con agua embotellada.
La empresa dijo que no cobrará a sus clientes 3,78 metros cúbicos (1.000 galones) de agua, que era probablemente más que suficiente para purgar sus instalaciones. El cliente residencial promedio consume alrededor de 12,49 metros cúbicos (3.300 galones) por mes.
Durante el fin de semana, las diversas pruebas efectuadas mostraron que los niveles de una sustancia química con olor a regaliz que se utiliza en el procesamiento de carbón estaban abajo del umbral tóxico y en algunas pruebas no había absolutamente rastros de contaminación.
Siguen sin respuesta las preguntas de cómo y por qué ocurrió el derrame y si la empresa Freedom Industries se demoró para hacerles saber del problema a las autoridades estatales.
Algunas personas han colocado bolsas de plástico alrededor de los grifos y las llaves para tener presente que no deben utilizar el líquido en tanto que otras salieron de sus localidades para bañarse o encontrar algún restaurante abierto.
En algunos centros de distribución se reparte agua embotellada en tanto que camiones cisternas llenan contenedores que las personas se llevan a casa. A la fecha, sólo 10 personas fueron hospitalizadas por exponerse al agua contaminada y ninguna se encuentra en estado grave, dijo la secretaria de Salud y Recursos Humanos, Karen Bowling.
La sustancia química, incluso en su forma más concentrada, no es mortífera. Sin embargo, se ordenó a la gente que ni siquiera laven sus ropas con el agua contaminada, porque la sustancia puede causar diversos síntomas, desde irritación en la piel y sarpullido hasta vómito y diarrea.