El Consejo de Ética del Congreso brasileño inició hoy un proceso con miras a despojar de su escaño al vicepresidente de la Cámara baja, André Vargas, por sus alegados vínculos con un supuesto mafioso implicado en un escándalo de lavado de dinero.
Debido a esas sospechas, el diputado del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT) ya había pedido este lunes una licencia de 90 días para "preparar su defensa" frente a acusaciones que ha negado una y otra vez en las últimas semanas.
Según el diputado Ricardo Izar, presidente del Consejo de Ética, ese grupo designará a un relator del proceso, que deberá presentar un informe sobre el caso en un plazo máximo de 90 días, tras el cual se decidirá si Vargas perderá su investidura parlamentaria.
La punta de una compleja madeja que vincula a Vargas a una banda de lavado de dinero fue un viaje personal que el diputado hizo en un avión de Alberto Youssef, dueño de una casa de cambio y detenido por su presunta responsabilidad en esos ilícitos.
El uso del avión de Yousseff fue denunciado por la prensa local y las explicaciones que intentó ofrecer el diputado no convencieron ni a sus compañeros del PT, que llegaron a sugerirle que renunciara a su escaño, pues de ese modo evitaría el proceso de destitución.
La organización que tenía a Yousseff como uno de sus capos está acusada de haber blanqueado cerca de 10.000 millones de reales (unos 4.600 millones de dólares) de dinero ilícito, que en buena medida se habría originado en hechos de corrupción.
Según ha comprobado la Policía, Yousseff tenía una comunicación estrecha y permanente con Vargas, quien ha admitido su amistad con el cambista, pero ha alegado que desconocía por completo las actividades en que estaba implicado.
En el marco de las investigaciones sobre lavado de dinero, la Policía también ha detenido al exdirector de la petrolera estatal Petrobras Paulo Roberto Costa, quien durante muchos años fue uno de los principales ejecutivos de la empresa.
Costa fue arrestado por los supuestos vínculos que una empresa de consultoría de su propiedad tenía con miembros de esa mafia, acusada de blanquear dinero procedente de la corrupción, evasión de divisas, contrabando de piedras preciosas y tráfico de drogas, entre otros delitos.
De acuerdo con la Policía, la banda utilizaba lavanderías de ropa y puestos de abastecimiento de combustibles como fachada para ofrecer operaciones clandestinas de cambio y de envío ilegal de dinero al exterior.
EFE