EFE
La inquietud de los productores de anguila japonesa y del sector hostelero en Japón se ha disparado después de que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) determinara que la especie, muy usada en la cocina del país asiático, se encuentra en peligro.
Esta decisión, anunciada en la víspera por el organismo con sede en Francia, podría suponer la prohibición del comercio internacional de la especie con base en la Convención de Washington, que regula la comercialización de fauna y flora amenazadas.
Esto preocupa sobremanera a los productores de anguila de Japón, que debido al importante descenso de los últimos años en la población local de la especie dependen en gran parte de la importación, desde países como Corea del Sur o China, de crías para su posterior engorde.
"Si la importación y exportación de anguila joven se regula aún más, podríamos vernos obligados a cerrar", explicó hoy al diario Yomiuri el presidente de una cooperativa de la prefectura de Kochi (suroeste).
Para satisfacer la apabullante demanda doméstica de este producto, una especialidad de la cocina tradicional nipona, Japón compra el 70 por ciento de las anguilas que se capturan en el mundo.
Por ello, los propietarios de los omnipresentes restaurantes de anguila del país temen ahora una escalada de precios y una importante caída en sus ventas.
La sobreexplotación comercial ha provocado que la captura anual de ejemplares jóvenes en aguas japonesas se haya reducido dramáticamente en los últimos años, según la Agencia de Pesca nipona.
Desde las 232 toneladas de 1963, máximo histórico, pasó a poco más de cien en la década de los setenta hasta quedar cada año por debajo de las 10 toneladas desde 2010, por lo que el propio Ministerio de Medio Ambiente nipón se vio obligado a calificarla en 2012 como especie en peligro.
Por ello, localidades donde es típica la captura y cría de "anguilla japonica" han emprendido proyectos para intentar contener la reducción de esta especie en riesgo de extinción.
Por ejemplo, la cooperativa pesquera de la ciudad de Hamamatsu, en la prefectura de Shizuoka (centro), ha comenzado a soltar al Pacífico ejemplares capturados en el cercano lago Hamana en época de desove.
"Estoy preocupado por el hecho de que los consumidores rechacen consumir anguila a causa de rumores que afirmen que su pesca se ha vuelto ilegal o que su precio se ha disparado", comentó al Yomiuri un miembro de esta agrupación.