El Gobierno de Kenia deportó hoy a 82 ciudadanos somalís indocumentados a Mogadiscio, dentro de la operación antiterrorista que inició la semana pasada y en la que se ha detenido a unas 3.000 personas en Nairobi.
El ministro keniano de Interior, Joseph Ole Lenku, citado por el diario "The Standard", afirmó que el Gobierno somalí apoyó estas deportaciones y que su embajador en Kenia acompañó a los inmigrantes hasta su país de origen.
Varios refugiados somalís detenidos también fueron trasladados a los campamentos habilitados para ellos en el norte y este del país.
Según la Policía, esta operación tiene como objetivo detectar a extranjeros en situación irregular en el país y arrestar a los sospechosos de participar en actividades terroristas.
De las 472 personas que siguen detenidas, 101 están en el estadio de fútbol Kasarani de la capital keniana, donde la Policía ha ido trasladando a sospechosos desde el pasado sábado.
La ola de detenciones se produjo tras los últimos ataques perpetrados en Nairobi y en la localidad costera de Mombasa, atribuidos a la milicia radical islámica somalí Al Shabab.
Los arrestos se concentraron en el barrio Eastleigh, donde la mayoría de los residentes son refugiados y demandantes de asilo somalís.
Como alertó a Efe el portavoz del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Kenia, Emmanuel Nyabera, la Policía podría estar llevando a cabo una "operación mixta" vinculada a la lucha antiterrorista y a su campaña para repatriar a los refugiados somalís en el país.
Ante estas críticas, la Policía negó que la operación esté dirigida contra una comunidad o religión.
A raíz de los atentados terroristas, que han causado 12 víctimas desde el pasado 23 de marzo, el Gobierno de Kenia ordenó a todos los refugiados somalís abandonar las zonas urbanas y regresar a los dos campamentos habilitados para ellos en el norte y el este del país.
De los 550.980 refugiados somalís en Kenia, unos 50.800 viven en Nairobi, de acuerdo con ACNUR.