La justicia francesa revisó hoy el caso de un enfermo tetrapléjico y en estado vegetativo, que una parte de la familia quiere dejar morir mientras que la otra se niega a detener su alimentación e hidratación artificial.
Los jueces del tribunal administrativo de Châlons-en-Champagne, en el noreste de Francia, escucharon hoy a ambas partes y aseguraron que tomarán una resolución mañana, jueves.
Los padres de Vincent Lambert acudieron a la justicia después de que el equipo médico del centro hospitalario de Reims en el que está ingresado anunciara el pasado sábado su intención de detener la alimentación e hidratación artificial.
Lo hicieron en aplicación de la actual ley francesa de cuidados paliativos, al considerar que no se puede determinar que el enfermo reaccione conscientemente a los estímulos.
La decisión fue adoptada, como indica la ley, por un grupo colegiado de facultativos y tras consultar a parte de la familia, sobre todo a su esposa, que es la que diariamente acude al centro con su marido.
Rachel Lambert está apoyada por varios de los hermanos de su esposo, favorables a dejar de mantener con vida a Vincent, de 38 años, que sufrió un accidente de tráfico hace cinco años.
Pero los padres del enfermo rechazaron la decisión y aseguraron que a su hijo no se le podía aplicar la ley francesa de final de vida, ya que es un tetrapléjico pero no un enfermo terminal.
Los abogados de las dos ramas familiares defendieron su postura ante el tribunal.
Para la esposa, Vincent había abandonado hace años la ideología profundamente religiosa de sus padres y, antes del accidente, había mostrado en diversas ocasiones su rechazo a tener una vida artificial.
En declaraciones a los medios, la mujer señaló que dejarle morir es el último acto de amor con su marido.
A favor de esta decisión se pronunció también el abogado del hospital, que consideró una "obstinación irracional" querer mantenerle con vida.
En el otro campo, los padres consideran que existen dudas sobre su estado de consciencia y se aferran al hecho de que mantiene la sensibilidad en la vista para rechazar que se le retiren los cuidados.
El Ministerio Público también se mostró contrario a retirarle la alimentación artificial por considerar que mantiene la consciencia.
"Nadie sabe lo que piensa el propio Vincent", apostilló el letrado de los padres.
El caso ha reabierto en Francia el debate sobre la eutanasia, que el presidente, François Hollande, quiere legislar en los próximos meses, según confesó ayer, martes, durante la conferencia de prensa semestral.
"El objetivo es que toda persona mayor afectada por una enfermedad incurable que le crea sufrimiento físico o psíquico que no puede ser aliviado, pueda pedir, en condiciones estrictas, una asistencia médica para terminar su vida con dignidad", aseguró Hollande.
El presidente socialista se comprometió durante la campaña electoral a cambiar la ley sobre la eutanasia.
El Comité de Ética se pronunció en julio pasado contra su legalización, pero en las próximas semanas debe entregar un nuevo informe sobre el asunto.
Según un reciente sondeo, el 92 por ciento de los franceses está a favor de legalizar la eutanasia. EFE