La princesa Masako y su marido el heredero al Trono de Japón, Naruhito, partieron hoy desde Tokio rumbo a Holanda en el primer viaje oficial en 11 años de la conocida como "la princesa triste", tras llevar casi una década en tratamiento debido a una depresión inducida por estrés.
Masako, de 49 años, y el príncipe heredero partieron hoy desde el aeropuerto tokiota de Haneda rumbo a Amsterdam para asistir a la ceremonia de entronización del futuro rey, Guillermo Alejandro, que tendrá lugar el próximo 30 de abril, informó la agencia Kyodo.
Antes de embarcar en un avión oficial del Gobierno nipón, Naruhito y Masako, que aún recibe tratamiento médico, mantuvieron unas palabras con miembros de la casa imperial nipona y el embajador holandés en Japón, presentes en el aeropuerto para despedir a los príncipes herederos.
En su viaje, que se prolongará hasta el próximo 3 de mayo, la princesa Masako ha confirmado su presencia en el banquete que ofrecerá mañana la reina Beatriz de Holanda y en la ceremonia de entronización del martes, según detalló la casa imperial.
No obstante, su presencia en el resto de eventos y actividades de la ceremonia se irá decidiendo sobre la marcha, dependiendo de su estado de salud y de los consejos que le den sus médicos, que viajan hacia Holanda con la pareja imperial.
Entre la comitiva que acompaña a Masako y Naruhito, cuya última visita oficial fue a Nueva Zelanda y Australia hace 11 años, se encuentra el jefe del Centro Nacional de Psiquiatría y Neurología, Yutaka Ono, habitual doctor del palacio imperial nipón.
No obstante, Naruhito, que hasta ahora ha realizado 17 viajes al extranjero a los que no le acompañó su esposa, si ha confirmado su presencia en el resto de eventos, así como en un encuentro programado con la comunidad nipona en Holanda.
La princesa ha limitado sus apariciones públicas y compromisos oficiales desde que en 2003 la Casa Imperial reveló que la princesa sufría de estrés, algo que algunos medios nipones achacan a la rigidez del protocolo de la Casa Imperial y a las fuertes presiones que ha soportado para tener un hijo varón que perpetúe la línea imperial nipona. EFE