La reina Isabel II presidió la ceremonia anual de recuerdo a los caídos en combate desde la Primera Guerra Mundial, en un solemne acto celebrado en el Cenotafio de Londres.
Vestida de riguroso luto, la soberana, de 87 años, acompañada por su marido, el duque de Edimburgo, y otros miembros de la Familia Real, depositó una ofrenda de amapolas ante el monumento que rinde tributo a los excombatientes muertos en distintas guerras.
Además de la reina, depositaron ofrendas el duque de Edimburgo; el príncipe Enrique, que lo hizo en nombre de su padre, el príncipe Carlos, que se encuentra de visita oficial a la India; y el duque de Cambridge, segundo en la línea de sucesión a la corona británica.
Después hicieron lo mismo el primer ministro británico, David Cameron; el viceprimer ministro, Nick Clegg, y el líder de la oposición laborista, Ed Miliband.
A las 11.00 GMT en punto, la reina y los asistentes al acto guardaron dos minutos de silencio para honrar a los caídos, recordados siempre el domingo más cercano al día del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, sellado en la undécima hora, del undécimo día, del undécimo mes de 1918.
Tras el acto, todos los asistentes entonaron el Dios salve a la Reina, el himno nacional.
Como todos los años, numerosos excombatientes de distintos conflictos bélicos acudieron a esta ceremonia en la avenida Whitehall, sede del Gobierno, mientras que eventos parecidos se han repetido en distintos lugares del país ante los monumentos a los caídos.
Todos llevaban en la solapa un broche rojo con forma de amapola, flor que simboliza a los muertos en las guerras, y que muchos ciudadanos llevan estos días hasta mañana, día 11.
2013-11-10