Una protesta de movimientos sociales en Brasilia se sumó hoy a las masivas manifestaciones ocurridas por las alzas del transporte en Sao Paulo y Río de Janeiro, que han generado un clima de tensión antes de la Copa Confederaciones de fútbol.
En el caso de Brasilia, la manifestación fue precisamente contra el torneo promovido por la FIFA y, a pesar de las extremas medidas de seguridad que existen en la ciudad, ocurrió frente al estadio en el que este sábado Brasil y Japón disputarán el partido inaugural.
La protesta fue convocada por movimientos sociales que reclamaron por el elevado gasto público para el torneo y las expropiaciones que han supuesto en varias de las seis ciudades sedes.
En Brasil, según denunció hoy el Movimiento Sin Techo, uno de los organizadores de la protesta, unas 50.000 personas viven en la calle y "no reciben ninguna atención de un Gobierno que gasta millones en un campeonato de fútbol".
La protesta coincidió con la divulgación de un comunicado de la relatora de la ONU sobre el Derecho a la Vivienda, Raquel Rolnik, quien afirmó que "experiencias pasadas demuestran que los grandes eventos deportivos resultan muchas veces en desalojos forzados".
"Esto, lamentablemente, no es diferente en Brasil", dijo Rolnik en la nota, difundida por la oficina nacional de la ONU y en la que afirmó que esa situación "atenta" contra el derecho a la vivienda.
Las autoridades no supieron explicar cómo, pese a las medidas de seguridad, las casi 500 personas que participaron en la protesta pudieron bloquear el tránsito y desplegar unos 200 neumáticos a los que les prendieron fuego frente al estadio Nacional en el que se jugará el primer partido de la Copa Confederaciones.
El secretario de Seguridad de Brasilia, Sandro Avelar, admitió que las autoridades fueron "sorprendidas", pero garantizó que "eso no volverá a ocurrir" y dijo que si mañana, durante el partido, ocurre algún desorden, se actuará con "todo el rigor".
La policía no pudo prevenir la protesta pese a que desde hoy opera a plenitud un centro de seguridad inaugurado este jueves por la presidenta Dilma Rousseff, que recibe imágenes en tiempo real de cámaras instaladas en los alrededores del estadio de Brasilia y en helicópteros que sobrevuelan la zona en forma permanente.
El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, descartó que la ola de protestas que vive el país pueda afectar el desarrollo de la Copa Confederaciones.
Sin embargo, aclaró que en Brasil, así como existe "el derecho de manifestación", el Estado cuenta con "instrumentos para contener cualquier abuso de los manifestantes o de la represión hacia ellos".
Rebelo pareció aludir a la acción de la policía en Sao Paulo, donde este jueves una fuerte protesta contra una reciente alza de tarifas del transporte fue reprimida con una inusual severidad.
Las refriegas en el centro paulista se prolongaron durante casi cinco horas, dejaron decenas de heridos y, según datos oficiales, fueron detenidas provisionalmente 237 personas, entre ellas algunos periodistas que cubrían los hechos.
Otra manifestación contra el alza del transporte se registró también el jueves en Río de Janeiro, donde los disturbios fueron de menor intensidad pero causaron la detención de 34 personas.
Lo ocurrido en Sao Paulo alarmó a la organización Amnistía Internacional, que expresó su preocupación por la violenta acción policial.
"Es preocupante el discurso de las autoridades defendiendo una mayor radicalización de la represión y el arresto de periodistas y manifestantes que en algunos casos han sido acusados de asociación para delinquir", indicó Amnistía en un comunicado.
Las protestas fueron organizadas por el Movimiento Pase Libre, nacido en las universidades que y tiene apoyo de diversas fuerzas políticas, entre las que se cuenta la Juventud del Partido de los Trabajadores (PT), de la presidenta Rousseff.
El movimiento convocó a nuevas manifestaciones para el próximo lunes en Sao Paulo, ciudad ajena a la Copa Confederaciones, que se disputará en Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Recife, Fortaleza y Salvador. /EFE