La provincia de Lima, donde está la capital de Perú y la más poblada del país, y otras 22 provincias han subido al nivel de alerta alto por la tercera ola de contagios de COVID-19, según anunció este miércoles el ministro de Salud, Hernando Cevallos.
En el mismo nivel de alerta han sido consideradas también las provincias de Ica, Pisco, Cusco, Cajamarca, Jaén, Piura, Sullana, Talara, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Santa, Puno, Huaura, Bagua, Chachapoyas, Tacna, Huancayo, Satipo, Mariscal Nieto, Ilo y Tumbes.
"Lima ha pasado a estar a nivel de alerta alto en función a los casos que se están presentando. Lo cual significa que no se modifica el cuadro del decreto supremo anterior. Simplemente pasan a una escala mayor con algo más de restricciones", declaró Cevallos en una rueda de prensa.
En ese sentido, las 23 provincias comprendidas en el nivel de alerta alto tendrán una inmovilización social o toque de queda desde las 23.00 horas hasta las 04.00 horas del día siguiente.
Asimismo, los aforos en centros comerciales quedan reducidos a 40 %, en restaurantes al 50 %, en supermercados al 50 %, en cines al 40 %, en bancos al 60 %, mientras que los coliseos y estadios deportivos no podrán abrir.
SATURACIÓN DE HOSPITALES
Cevallos admitió que la rápida expansión de la variante ómicron "saturaría el primer nivel de atención" en los hospitales y clínicas. Porque aunque no es más agresiva que la delta, sí puede "complicar y necesitar de cuidados intensivos" a un porcentaje menor de la población.
"Sí podemos controlar que no sea tan dañina, si conseguimos que un sector (que falta) se vacune, se mantiene el distanciamiento y doble mascarilla, esa es la mejor protección para que no nos sobrepase la demanda hospitalaria", añadió.
Cevallos informó que actualmente hay "algo más de 50 % de camas UCI ocupadas. Pero en algunos lugares como Lima y el norte los porcentajes son bastante mayores".
Insistió en que los casos se han duplicado en la última semana. Pero que "no se ha incrementado la mortalidad por estas variantes en el país".
"Esta tercera ola nos afecta a todos, pero de manera grave a los pacientes no vacunados. Por eso la insistencia en la dosis de refuerzo que disminuye las posibilidades de volverse a contagiar", apuntó.
Sobre las quejas de los ciudadanos respecto a la aparente falta de pruebas, Cevallos aseguró que hay una provisión suficiente de más de un millón de pruebas moleculares para aplicar a la población en forma gratuita.
El ministro informó que la vacunación de los menores entre los 5 y 11 años empezará el 20 de enero. Pues ya tendrán las dosis requeridas para esa fecha, y que el inicio de las clases presenciales en las escuelas se mantiene en marzo próximo.
EFE
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