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Lo que sabemos del escándalo de Trump con Rusia

Martes, 14 de febrero de 2017 a las 08:00 pm
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AFP

Una nube de sospechas sobre los vínculos con Moscú está suspendida sobre el presidente Donald Trump desde que los servicios de inteligencia estadounidenses aseguraron que el gobierno ruso interfirió en la elección presidencial del año pasado contra su rival, Hillary Clinton.

El asesor en seguridad nacional de Trump fue obligado a renunciar el lunes por sus conversaciones privadas con un diplomático ruso, y el miércoles The New York Times informó que asesores de Trump y personas de su entorno también llamaron a altos funcionarios de inteligencia rusos durante la campaña electoral.

Muchos interrogantes sobre estos episodios siguen sin respuesta. He aquí lo que se sabe:

Las relaciones de larga data de Trump con Rusia

En su condición de empresario inmobiliario, Trump siempre se propuso invertir en Rusia, primero analizando la posibilidad de construir un torre de lujo cerca del Kremlin en 1996. Visitas posteriores no consiguieron echar a andar el proyecto, pero en los años 90 Trump elogió a los hombres fuertes de ese país, incluyendo al presidente Vladimir Putin.

Simultáneamente, varios rusos, algunos vinculados a Putin, invirtieron en propiedades en Estados Unidos bajo la franquicia Trump. En 2013 Trump llevó su concurso de Miss Universo a Moscú y trabajó con otros empresarios cercanos al presidente ruso.

Durante la campaña presidencial Trump desmintió los informes de que Moscú estaba detrás del hackeo de mensajes electrónicos del equipo de Clinton. Elogió, en cambio, a Putin y prometió mejores relaciones con él.

Piratería informática rusa

Organismos de inteligencia estadounidenses denunciaron ya a principios de julio de 2016 que el gobierno ruso estaba involucrado en el hackeo de las comunicaciones internas del Partido Demócrata que resultaban comprometedoras para la candidata Hillary Clinton.

En octubre esas mismas agencias acusaban a Putin de ordenar esas operaciones, y el 29 de diciembre el presidente Barack Obama anunció medidas de represalia que incluían nuevas sanciones y la expulsión de 35 supuestos espías rusos que formaban parte del personal diplomático en Washington.

También se divulgó un expediente sobre los vínculos entre el equipo de campaña de Trump y Rusia elaborado por un exagente británico, que cita fuentes rusas que sostienen que el pirateo se proponía ayudar a Trump a ganar las elecciones. Los servicios de inteligencia solo confirmaron recientemente algunos de los detalles del expediente.

Llamados telefónicos al Kremlin

The New York Times informó este miércoles que organismos de seguridad estadounidenses interceptaron numerosas llamadas telefónicas entre asesores de Trump y funcionarios de inteligencia rusos durante la campaña. The Times identificó a uno de esos asesores como Paul Manafort.

Manafort, director de campaña de Trump, fue un lobista y empresario que trabajó durante años como asesor del líder prorruso ucraniano Viktor Ianukovich y para la actual oposición prorrusa en Ucrania. Manafort renunció como director de campaña antes de la elección del 8 de noviembre después de que las autoridades ucranianas dijeran que los archivos demostraban que el partido de las precedentes autoridades prorrusas de Kiev le habían pagado 12,7 millones de dólares, lo que Manafort niega.

El informe Trump-Rusia denuncia que Manafort mantuvo la "cooperación" con dirigentes rusos durante la campaña a través de Carter Page, un consultor externo del equipo de Trump. Page, que había sido un banquero de inversiones con sede en Moscú, visitó la capital rusa en julio y diciembre por asuntos privados, según dijo. El expediente alega, sin embargo, que se reunió con altos funcionarios y allegados a Putin para discutir sobre las sanciones y temas energéticos.

Michael Flynn

El exjefe de inteligencia militar fue un temprano asesor de Trump en asuntos de seguridad. Tras dejar el ámbito militar, Flynn apareció en el canal ruso de televisión Russia Today –que los servicios de inteligencia norteamericanos alegan que se dedica a hacer propaganda en favor del Kremlin– que en diciembre de 2015 le pagó por hablar en una ceremonia en Moscú, en la que se sentó al lado de Putin.

Durante la campaña de las presidenciales Flynn pidió mejores relaciones con Rusia, y después de la victoria de Trump mantuvo conversaciones telefónicas con el embajador ruso en Estados Unidos, Serguei Kislyak.

Flynn negó inicialmente que hubiera hablado sobre las sanciones o que hubiera dicho que Trump tendría una actitud más amistosa hacia Moscú. Tras recibir garantías de Flynn, el vicepresidente electo, Mike Pence, apareció en televisión para defender a Flynn, e insistió en que no había hablado sobre las sanciones con Kislyak.

Pero organismos de seguridad norteamericanos registraron las llamadas, y concluyeron que las sanciones sí habían sido objeto del diálogo entre Flynn y el diplomático ruso. El 26 de enero, la fiscal general Sally Yates advirtió al máximo asesor legal de Trump acerca de las inconsistencias de Flynn y que las mismas podían hacerlo vulnerable a un chantaje.

Trump no tomó ninguna medida inmediata, pero cuando The Washington Post y el Times escribieron la semana pasada que algunos pasajes de la conversación demostraban que había abordado las sanciones y que había mentido a Pence, el apoyo a Flynn en la Casa Blanca se derrumbó. El lunes renunció.