La muerte por intoxicación de 23 menores tras ingerir comida en una escuela pública ha disparado esta semana la alarma en la India, ante las fisuras de un programa clave en la alfabetización y desarrollo de unos 120 millones de niños.
El programa "Comida del mediodía" implementado por el Gobierno indio se halla activo en más de un millón de escuelas de todo el gigante asiático, lo que garantiza que niños de escasos recursos reciban por lo menos un almuerzo al día de alto nivel nutricional.
Además, como señala el Ministerio de Desarrollo de Recursos Humanos, del que depende el programa, gracias a la "Comida del mediodía" se incrementa "la inscripción de alumnos en las escuelas, su permanencia y su atención".
Un objetivo que se ve avalado por un estudio reciente de la Universidad de Delhi, que asegura que el programa ha logrado que la asistencia de las niñas a las escuelas en las áreas rurales haya crecido en los últimos años un 12,4 %.
Sin embargo, la muerte de 23 niños de entre 8 y 12 años por consumir el martes comida en malas condiciones en una escuela en el estado norteño de Bihar, ha generado dudas entre sectores de la población india sobre la calidad y efectividad de este programa alimentario.
En la localidad de Masrakh, que alberga el colegio donde fueron intoxicados los niños, se produjeron graves disturbios, en los que allegados de las víctimas destruyeron numeroso mobiliario público mientras pedían responsabilidades y reclamaban justicia.
Según el canal de televisión indio NDTV, algunas familias de los niños enterraron al menos a seis menores frente a la escuela en señal de protesta.
También hoy se han registrado algunas manifestaciones en otras partes de la región, en las que incluso algunos alumnos han arremetido contra sus profesores golpeándolos.
Veinticuatro niños del colegio afectado se encuentran todavía ingresados en el Hospital Universitario de Patna, la capital regional, adonde llegaron después de un largo periplo por centros sanitarios locales en busca de la atención médica apropiada.
Un alto directivo del hospital, Amarkant Jha, dijo a Efe que los menores se encuentran fuera de peligro, aunque recordó que dos de las víctimas mortales fallecieron después de haber sido ingresadas en el centro médico.
El informe forense final no se conocerá hasta la próxima semana, pero según Jha el estudio preliminar indica que la causa de la muerte de los niños se debe a una intoxicación por fósforo o insecticida, lo que ha provocado que suenen las alarmas.
La ONG Greenpeace afirmó en un comunicado que "esto revela el mal uso que hacen en las zonas rurales de peligrosos químicos destinados a la agricultura" y recordó que "los recipientes en los que se almacenan son incluso reutilizados para introducir agua o aceite".
En la India, donde el sistema de control alimentario es aún muy precario y está por desarrollar la cadena de frío, son frecuentes las intoxicaciones alimentarias, que pueden alcanzar dimensiones trágicas en centros de reparto gratuito de comida.
Pero más allá de la toxicidad de la comida, la calidad de los alimentos puede diferir mucho según la región, pues son los gobiernos locales los que coordinan e implementan el programa "Comida del mediodía".
En Bihar, uno de los estados más pobres de la India, un estudio de la Comisión de Planificación Nacional de 2010 reveló que el 77,89 % de los niños encuestados en esta región están descontentos con la comida que les sirven en los colegios.
Este porcentaje choca, por ejemplo, con los obtenidos en el estado de Haryana, colindante con la capital india Nueva Delhi, en el que el 99,5 % de los alumnos han mostrado un alto nivel de satisfacción con el almuerzo.
Esa satisfacción se hace patente en un céntrico colegio mixto de la capital india, en el que la mayoría de los niños, de edades comprendidas entre los 4 y los 11 años, afirmaron a Efe que les "gusta mucho" la comida.
A la hora de comer, los críos, portando cuencos de acero inoxidable, hacen cola para que las cocineras -vestidas con delantal, mascarilla y gorro- les sirvan uno a uno, de un recipiente también de acero, la comida, para luego disfrutarla en sus pupitres.
Los profesores dicen tener la obligación de probar primero los alimentos para comprobar que se encuentra en buen estado.
"Estos críos vienen de familias muy pobres y para ellos es una gran oportunidad poder recibir una educación y al menos una comida de calidad al día", explicó a Efe una maestra.
"Muchos viven en barrios de chabolas o en la calle, debajo de un puente cercano. Si no fuera por este programa, seguramente en estos momentos estarían en la calle mendigando", sentenció. EFE