Nelson Mandela nombró en 1995 a Navi Pillay como la primera jueza no blanca de la Corte Superior de Justicia de Sudáfrica, una abogada de ascendencia india que llegaría a ser alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, cargo que ocupa actualmente.
Desde su despacho en la sede del organismo en Ginebra, Pillay recordó hoy cómo Mandela, una vez concluidos sus 27 años de encarcelamiento, supo apaciguar el espíritu de sus seguidores y evitar que optaran por el camino de la venganza contra la minoría blanca.
"Recuerdo bien cómo, cuando finalmente fue liberado, los sentimientos en Sudáfrica estaban en ebullición: sentimientos de odio, sed de venganza, deseos ardientes de discriminar a quienes nos habían discriminado sin compasión. Yo compartí algunos de esos sentimientos, era difícil no hacerlo luego de haber vivido tantos años bajo el ‘apartheid'", relató Pillay, tras conocerse la muerte de Mandela.
Durante el periodo de segregación en Sudáfrica, la minoría de origen indio también fue víctima de fuerte discriminación y a sus miembros se les catalogaba bajo los términos de "asiáticos", "de color", "no blancos" o "negros".
La actual jefa del sistema de derechos humanos de Naciones Unidas había defendido, cuando era una joven abogada, a activistas que luchaban contra el "apartheid" y que habían sido torturados, exponiendo ante los tribunales este tipo de abusos.
Esto contribuyó a pedir que se garantizaran derechos mínimos para los prisioneros de Robben Island (Ciudad del Cabo), donde Mandela pasó 18 de sus 27 años de cautiverio.
Según recordó Pillay hoy, Mandela supo "dar vuelta" a todo el odio retenido a través de las palabras: "nos pidió tirar al mar nuestras lanzas y armas, poner de lado nuestro deseo de venganza y trabajar por una Sudáfrica no sólo libre del racismo, sino de todo tipo de discriminación. Nos mostró que un mejor futuro dependía de la reconciliación, no de la revancha".
Luego de promoverla a magistrada de la Corte Superior de Justicia, Mandela lanzó también la carrera internacional de Pillay al pedirle que sirviese como jueza en el Tribunal Internacional de Justicia de Ruanda, un cargo para el que fue confirmada por la Asamblea General de la ONU.
Pillay integró este tribunal durante ocho años y la mitad de este periodo ejerció como presidenta. Además, durante cuatro años fue la única magistrada mujer en este foro destinado a juzgar a los responsables del genocidio ruandés.
En 2008, fue designada alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, por un periodo de cuatro años que fue renovado por dos más y que concluyen en septiembre de 2014. EFE