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Dos milicias libias amenazaron el martes a legisladores con arrestarlos si no renuncian, un ultimátum que sube de tono el enfrenamiento político en esta nación del norte de Africa. El presidente del Parlamento rechazó la amenaza y la calificó de intento de golpe.
El período parlamentario expiró el 7 de febrero, pero los legisladores aprobaron prorrogarlo con planes de celebrar elecciones en las próximas semanas. Desde entonces, cientos de manifestantes han realizado protestas diarias para exigir que se disuelva el Parlamento.
Milicias rivales, que son las que detentan el poder real en Libia, se han aliado con partidos políticos rivales en lo que se ha convertido en una batalla por el poder entre el primer ministro Alí Zaida, apoyado por Occidente, y facciones islamistas en el Parlamento que tratan de destronarlo. El ultimátum del martes provocó temores de que la situación pueda llegar a una confrontación armada.
Todo ocurrió un día después que los libios celebraron el tercer aniversario del comienzo de la revolución, que derrocó al dictador Moamar Gadafi pero que dejó al país sin un gobierno central o fuerzas armadas fuertes. Gobiernos sucesivos se han apoyado en los rebeldes que apoyaron a Gadafi para llenar el vacío de seguridad, pero los combatientes han formado grupos armados que gradualmente han convertido el país en feudos independientes de la autoridad del gobierno.
Las milicias al-Qaaqaa y al-Sawaaq han pedido al gobierno "que entregue el poder" a más tardar las 9 de la noche, diciendo que los legisladores que se nieguen serán considerados "usurpadores" y los detendrán. Varios milicianos se presentaron en televisión y uno leyó un comunicado conjunto.
El jefe de los milicianos denunció a los islamistas y dijo que son una "enfermedad epidémica para la que seremos la cura" y juró "ante Dios y el pueblo que no estamos buscando el poder… sino (que queremos) ser protectores de la nación hasta que pueda ponerse de pie para establecer sus instituciones militares y de seguridad".
La televisora Libya International Network trasmitió después en vivo ejercicios de hombres uniformados con un reloj que indicaba el conteo regresivo del ultimátum de cinco horas. Es posible que el movimiento de esas fuerzas lleve a las milicias rivales en la ciudad de Misrata a entrar en acción para apoyar a las facciones islamistas en el Parlamento.
Sin embargo, el ultimátum expiró sin ningún movimiento importante de fuerzas hacia el centro de convenciones donde funciona el Parlamento. Las milicias de Trípoli estaban en alerta y efectivos reunidos en sus campamentos a la espera de órdenes.
Nuri Abu Sahmein, presidente del Parlamento, denunció la advertencia en declaraciones televisadas desde dentro del edificio.
"El Congreso General Nacional… rechaza estos intentos y los considera un golpe contra las instituciones legítimas y las decisiones del pueblo libio", dijo, agregando que ha recibido promesas de protección de los militares y otras milicias.
Por su parte, la ONU exhortó a las facciones rivales a impedir la violencia y a celebrar una reunión para llegar a un acuerdo para evitarle a Libia "una grave crisis que amenaza su seguridad y estabilidad".