Los ministros de Salud de Latinoamérica suscribieron hoy en la capital panameña la Declaración de Panamá, para la movilización de los liderazgos políticos de los sectores público y privado, y la renovación de la promesa de reducir las inequidades en la región.
El pronunciamiento fue realizado en la conferencia “Una Promesa Renovada para las Américas”, inaugurada por la primera dama de Panamá, Marta Linares, con el auspicio del Fondo Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el gobierno de Estados Unidos, en procura de mejores condiciones de salud para niños y niñas.
La declaración, firmada por representantes de 26 gobiernos de países de Latinoamérica y el Caribe, reseñó que es necesario “promover el aprendizaje, las políticas y los reglamentos que amplíen la cobertura sanitaria universal mediante la promoción de la atención sanitaria integral y de calidad”.
Asimismo, el documento aboga por la inclusión de un “enfoque de género, respeto de los derechos humanos, fortalecimiento de los sistemas de salud, aumento de los recursos financieros y humanos y abordaje de los determinantes de la salud” en el continente americano.
En ese sentido, el director regional de Unicef, el noruego Bernt Aasen, manifestó que pese a los avances regionales, hay una parte importante de la población que vive “excluida” de los beneficios del crecimiento, lo que debe apuntar hacia una Hoja de Ruta en Salud.
Aasen reseñó que para 2010 la mortalidad de infantil se redujo en un 57,2 por ciento, pero los niños que nacen en familias de menos recursos económicos tienen hasta cinco veces más posibilidades de morir antes de cumplir los cinco años de edad, aunque esas muertes sean prevenibles.
A menudo, esa relación en el modelo exclusivo es denominada por Unicef como “el quinto niño”, para referirse simbólicamente al menor de edad que queda al margen de las políticas de Estado, e identifica a muchos en situación de riesgo en la región.
“No es suficiente decir que estamos vacunando a más del 95 por ciento del público objetivo a nivel regional” de la población que se beneficia en forma directa de los programas de salud, acotó Aasen.
El director de Unicef resaltó que para cumplir los objetivos prioritarios se necesitan compromisos y nuevos enfoques, así como alianzas fuertes entre los sectores involucrados.
Sostuvo que la disminución del financiamiento de agencias de desarrollo conlleva a la movilización de la capacidad propia de Latinoamérica a favor de la salud, y reconoció que la cooperación sur-sur ha rebasado a la antigua cooperación norte-sur.
La viceministra de Atención Integral del Ministerio de Salud de Ecuador, Maritza Ruiloba, recalcó que se requiere una estrategia regional entre países para fortalecer la demanda insatisfecha, reducir en forma efectiva la mortalidad materna e infantil, y mejorar los indicadores de salubridad.
Según estimaciones de 2011, un promedio de 15,2 por ciento de embarazadas en las Américas presentaba anemia por falta de hierro.
Sin embargo, datos de 2009 muestran profundas diferencias por país. Costa Rica tiene una mortalidad materna de 40, Cuba 73 y Jamaica 110 por cada 100.000 nacimientos vivos, pese a que tienen ingresos económicos similares. /DPA