Alexéi Navalni demandó a la prisión a la que lo llevaron en abril pasado debido al deterioro de su salud y en la que se recupera de la huelga de hambre de 24 días que efectuó para exigir que le vieran sus médicos de confianza, informó hoy un tribunal de la región de Vladímir.
En concreto, Navalni denuncia la decisión de la prisión IK-3 de prohibir a sus abogados el uso de portátiles y teléfonos móviles inteligentes. Incluidos los privados, en las reuniones con él entre abril y mayo, según un comunicado de la corte de Oktiábrski.
En opinión del líder opositor ruso, esta "violación (de los derechos de los letrados) debe solucionarlo" la Justicia.
La denuncia quedó registrada el miércoles, de acuerdo con el tribunal.
A Navalni lo trasladaron a la prisión IK-3 en abril, en la región de Vladímir, a casi 200 kilómetros de Moscú. Dado que esta cárcel dispone de un hospital de reclusos.
La salud del activista anticorrupción se había deteriorado de tal manera a causa de la huelga de hambre, que tuvieron que ingresarlo.
El político dejó la huelga de hambre el pasado 23 de abril tras 24 días y ahora se está recuperando poco a poco.
Navalni, que cumple una condena de 2 años y medio de prisión por un antiguo caso penal, adelgazó 16 kilos desde que ingresó en la cárcel en febrero pasado y 9 desde que inició su huelga de hambre.
Según informó a finales de abril la agencia oficial RIA Nóvosti, el opositor también presentó tres demandas ante otro tribunal de la región de Vladímir contra el centro penitenciario IK-2, donde estuvo antes de ser trasladado.
En esas denuncias se refería al comportamiento ilegal de los funcionarios de la prisión al negarse éstos a entregarle los libros que le habían comprado. Al incluirlo en un registro de personas propensas a fugarse, y al censurar los periódicos que recibía a través del recorte de artículos.
EFE
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