El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, discutió con empresarios centroamericanos posibilidades de fortalecer la competitividad de la región como forma de luchar en mejores condiciones contra el crimen organizado, al concluir su sexta visita a la región marcada de nuevo por el pulso con Venezuela.
Poco después de que Obama partiera de San José este sábado, el mandatario venezolano Nicolás Maduro lo calificó como el “jefe mayor de los diablos”, al cuestionar pronunciamientos que el presidente estadounidense hizo sobre Venezuela a dos cadenas de televisión en español de Estados Unidos.
“Es el propio Obama como títere de ese poder imperial quién está detrás del financiamiento en dólares de esta derecha que quiere destruir a la democracia venezolana”, dijo Maduro.
En una entrevista con Univisión, Obama señaló que “toda la región ha visto la violencia, las manifestaciones, la represión a la oposición” en Venezuela tras el cerrado resultado de las elecciones.
Luego, señaló a la cadena Telemundo, Obama que es ridículo que Caracas afirme que Timothy Hallet Tracy, un estadounidense detenido a fines de abril en Venezuela, es un espía.
Los pronunciamientos de Maduro sirvieron como colofón a este sexto viaje, el primero tras su reelección, de Obama a América Latina y que se inició el jueves en México -donde habló con el nuevo presidente, Enrique Peña Nieto- y que continuó en San José donde mantuvo conversaciones con los siete líderes de América Central y República Dominicana.
Antes de partir de Costa Rica Obama se reunió con unos 170 empresarios centroamericanos. “Estados Unidos apunta al éxito de ustedes(…) Si ustedes prosperan, nosotros también”, dijo en el foro, al que también asistieron los presidentes Laura Chinchilla (Costa Rica), Otto Pérez (Guatemala) y Ricardo Martinelli (Panamá).
La elección de este foro con empresarios para concluir la visita a una región por la que transita 90% de la cocaína consumida en Estados Unidos, subraya el deseo enunciado por Obama de acelerar el desarrollo mientras se avanza en la guerra antidrogas sin militarizarla.
“Es muy difícil crear una economía fuerte cuando el pueblo está preocupado por la seguridad”, dijo Obama.
“Hay una clara intención de que el sector empresarial tiene que trabajar junto, hay que aprovechar la presencia del presidente Obama, esperamos que Estados Unidos se involucre más en el proceso”, afirmó Arturo Condo, rector del INCAE Business School, organizador del foro junto con el Banco Interamericano de Desarrollo.
Competitividad
Durante el foro se analizaron propuestas de mejoras en la infraestructura de fronteras y en el área de energía.
Obama reconoció que la energía conspira contra la competitividad de América Central, pues su costo triplica al de Estados Unidos.
Al respecto, dijo que aún no se ha decidido si Estados Unidos autorizará exportar gas natural licuado en los próximos años, “pero puedo asegurarles que una vez que tome la decisión (…) América Central estará en mi agenda”.
La competitividad en la zona pasa también por agilizar los pasos de fronteras entre Centroamérica y hacia Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) que tienen en vigor desde 2006.
Una carga de Panamá a Guatemala por vía terrestre demora seis días, mientras la misma distancia dentro de territorio estadounidense es cubierta en 18 horas.
El crimen organizado signó la cumbre
El mandatario guatemalteco Otto Pérez dijo este sábado que Obama se mostró dispuesto a buscar, en conjunto con Centroamérica, nuevas alternativas en la lucha antidroga.
Obama dijo que “estaba dispuesto al diálogo, que estaba dispuesto a sentarse, a dialogar y a encontrar si hay otras soluciones que pudieran estar bien argumentadas y bien apoyadas”, aseguró Pérez un exmilitar que hace un año sorprendió al proponer despenalizar la droga, iniciativa rechazada por Washington y por el resto de Centroamérica.
El viernes Obama fue enfático en rechazar una legalización. “No creo que legalizar las drogas sea la respuesta. En cambio, pienso en un enfoque global, no solamente represivo, que incluya educación, prevención y ayuda médica”, dijo el presidente que mantuvo una larga cena de trabajo con los ocho mandatarios de los países miembros del SICA, centrada en el narcotráfico, pero también en el comercio y las migraciones.
“No tengo interés en militarizar la lucha contra el narcotráfico”, subrayó Obama en una región que ha sufrido decenas de miles de muertos por esa guerra.
El crimen organizado, sobre todo el narcotráfico, ha disparado la tasa de homicidios en Centroamérica a casi 40 por cada 100.000 habitantes, cinco veces la media mundial.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, destacó que el combate a la pobreza “crea las mejores condiciones para combatir el narcotráfico”.
Centroamérica reclama a Estados Unidos un compromiso mayor, que vaya más allá de operaciones conjuntas, conforme a su responsabilidad de principal consumidor en el floreciente negocio de la droga.
“Queremos más apoyo de Estados Unidos en temas de prevención al narcotráfico”, afirmó el presidente salvadoreño, Mauricio Funes.
Obama recordó a los centroamericanos que Estados Unidos ha destinado unos 500 millones de dólares desde 2008 a la estrategia de seguridad regional.
Reforma migratoria histórica
El otro tema en la agenda de esta reunión fue la protección de los inmigrantes centroamericanos.
Obama reiteró su optimismo en conseguir este año la aprobación de la reforma migratoria que “abrirá el camino a millones de indocumentados a obtener su ciudadanía” y evitará que “sean víctimas de abusos y explotación”.
El tema es clave para la región. Cinco millones de centroamericanos residen en Estados Unidos y cientos de miles de familias viven de las remesas, que en 2012 alcanzaron los 12.000 millones de dólares, equivalentes a 7% del Producto Interno Bruto (PIB) regional.
La visita a San José fue enmarcada por un dispositivo de seguridad que incluyó helicópteros Black Hawk estadounidenses, más de un millar de policías, agentes de inteligencia y francotiradores.
Pero Obama escapó al protocolo para ser fotografiado con una escolares que oficiaron como guardia de honor en un país que no cuenta con ejército./AFP