El presidente de EE.UU., Barack Obama, regresó hoy a Washington de su gira europea con una bajada en su popularidad y mientras sigue muy presente en el país el debate sobre los programas secretos de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
Además, todavía colean las críticas a su Gobierno por el espionaje del Departamento de Justicia a la agencia AP y a un reportero de Fox News, así como por el excesivo escrutinio del servicio de recaudación de impuestos (IRS) a grupos conservadores.
"El gran número y la continua evolución y expansión de los escándalos y controversias están socavando al Gobierno de Obama", dijo a Efe Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa.
Obama "no puede permitirse tener a sus bases liberales descontentas justo cuando más lo necesita", advirtió J.T. Young, exfuncionario del Departamento del Tesoro y de la Oficina de Presupuesto en la web política RealClearPolitics.
Para John Harris, editor jefe de la publicación Politico, "el problema es que las ventanas para que Obama tenga realmente un segundo mandato relevante se están estrechando".
Al hacer balance de este año y exceptuando el tema migratorio, no ha habido avances en otras prioridades de la agenda de Obama como el control de las armas o la lucha contra el cambio climático, de acuerdo con Harris.
La aprobación a la gestión de Obama se sitúa actualmente en el 46 % y el índice de desaprobación en el 49 %, según un promedio de las últimas encuestas de opinión que elabora RealClearPolitics.
La mayoría de los sondeos divulgados en los últimos días otorga al presidente unos porcentajes de desaprobación mayores a los de aprobación.
Un sondeo de CNN dado a conocer el lunes señala que un 45 % de los encuestados aprueba la gestión de Obama, el nivel más bajo en un año y medio, mientras que un 54 % la desaprueba.
Por otro lado, una encuesta del centro Pew difundida ayer muestra que una mayoría aprueba la gestión de Obama en materia de lucha contra el terrorismo (57 frente a 33 %), pero el presidente suspende en cuanto a lo que tiene que ver con privacidad y libertades civiles (42 a 51 %).
Y es que el escándalo de los programas secretos para recopilar registros telefónicos y datos de internet de millones de usuarios expuestos por Edward Snowden ha hecho sonar las alarmas sobre la excesiva intromisión del Gobierno entre muchos ciudadanos y organizaciones de derechos civiles.
Esos programas "violan la Constitución", ha dicho el exvicepresidente estadounidense Al Gore, mientras The New York Times, un diario afín a los demócratas, sostuvo en un rotundo editorial que el Gobierno de Obama "ha perdido toda la credibilidad".
Desde Berlín, Obama anunció ayer que desclasificará parte de los programas de espionaje con el objetivo de mejorar su transparencia y tranquilizar a la población.
El presidente se comprometió a hacerlo a su regreso de Europa, donde estuvo primero en Irlanda del Norte para asistir a una cumbre del G8 y luego en Alemania.
En cuanto al escándalo del IRS, el director del FBI, Robert Mueller, comentó ayer en una audiencia ante el Senado que la investigación abierta al respecto es "de alta prioridad" y que hay más de una docena de agentes asignados a ella.
En esa audiencia Mueller también admitió que el FBI usa, aunque "muy raras veces", aviones no tripulados conocidos como drones para tareas de vigilancia en territorio estadounidense, algo que puede convertirse en "otro problema" para el Gobierno de Obama, en opinión del profesor Schmidt.
Con respecto al espionaje a AP, el presidente de esa agencia, Gary Pruitt, acaba de denunciar que ese asunto ha "intimidado" a las fuentes y que la Administración de Obama "ama demasiado el secretismo".
Este Gobierno, que llegó al poder con un mensaje de "transparencia", ha estado invocando "cada vez más razones para mantener información confidencial lejos de la prensa y del público", alertó Pruitt. EFE