Un funcionario del gobierno brasileño dijo el lunes que las escenas que mostraron a una multitud de personas abalanzándose tras el vehículo que llevaba al papa Francisco al lugar donde lo esperaba el papamóvil, ocurrieron porque el conductor giró en una dirección equivocada.
Así lo dijo el Secretario de Transporte de la ciudad, Carlos Osorio, a la cadena de televisión Globo.
Osorio dijo que el Fiat en el que Francisco viajaba del aeropuerto hasta el centro de la ciudad se pasó, sin darse cuenta, al lado equivocado de la avenida Presidente Vargas, que cuenta con 12 carriles.
En lugar de tomar los carriles de la izquierda, libres de tráfico, el coche terminó en los carriles de la derecha, que estaban llenos de autobuses y taxis, lo que forzó a que el Fiat se detuviera.
El vocero vaticano, reverendo Federico Lombardi, reconoció que la caravana del Papa giró en dirección equivocada, y la gente rodeó el auto. Pero insistió que el pontífice nunca sintió temor por su seguridad, aunque su secretario sí.
"Su secretario tuvo miedo, pero el Papa estaba feliz, extendía el brazo por la ventanilla para saludar", dijo Lombardi.
Restó importancia a los temores y dijo que la gente sólo expresaba su "entusiasmo".
"No hay temores por la seguridad. El temor es que ante tanto entusiasmo, es difícil responder. Pero no hay miedo ni preocupación", dijo a la prensa.
Miles de fieles que abarrotaban las calles corrieron hacía el vehículo y al encontrar abierta la ventana donde estaba el Papa y le tomaron muchas fotos desde sus teléfonos.
En su segunda visita a Venezuela, en 1996 el papa Juan Pablo II tenía como primer acto inmediatamente después de su llegada, parar brevemente en un puente y desde ahí saludar a presos de una cárcel reconocida entonces por sus violentas riñas internas y protestas.
El acto se realizó sin incidentes, pero cuando Juan Pablo II decidió abrir su papamóvil y bajarse para saludar personalmente a un prisionero de buena conducta que estaba en la fila oficial de autoridades, todo el protocolo y orden se perdió.
Desde colinas cercanas comenzaron a bajar personas corriendo para seguir el papamóvil, que ya había abordado nuevamente el santo padre, corriendo por el medio de la autopista al punto de cercarlo, pero el vehículo aceleró y dejó atrás a la multitud en el camino desde al aeropuerto internacional Simón Bolívar y hasta la ciudad de Caracas, un recorrido de varios kilómetros.
El papa Francisco llegó el lunes a Rio de Janeiro y exhortó a los peregrinos a difundir el mensaje de evangelización que caracteriza la Jornada Mundial de la Juventud.
"He venido para encontrarme… para encontrarme para encontrarme con jóvenes venidos de todas partes del mundo, atraídos por los brazos del Cristo Redentor", dijo Francisco. "Quieren encontrar un refugio en su abrazo, justo cerca de su corazón, volver a escuchar su llamada clara y potente: ‘Vayan y hagan discípulos a todas las Naciones"‘.
"Vayan y hagan discípulos; vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible y creen un mundo de hermanos y hermanas", agregó. "Pero también los jóvenes tienen confianza en Cristo: no tienen miedo de arriesgar con él la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados".
Hablando en portugués, el pontífice pidió permiso para entrar a Brasil y estar la próxima semana en el país.
Es la primera vez que Francisco, de origen argentino, vuelve al continente que lo vio nacer, desde su elección como papa en marzo.
Cuando viajaba de Roma, el papa expresó su preocupación por las generaciones de jóvenes que crecen sin trabajo en una economía mundial en recesión.
Un llamado que debió debía haber resonado en la multitud gigantesca de jóvenes que esperan la celebración de una misa papal en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, y en otras ceremonias que Francisco va a presidir en su visita de siete días en Brasil, la nación con más católicos del mundo.
Manifestantes contra el gobierno chocaron con la policía frente al palacio donde se realizaba la ceremonia de bienvenida. Una hora después del breve discurso del pontífice, la policía intentó dispersar la multitud disparando balas de goma.
Las protestas comenzaron en junio, primero en oposición a un aumento de las tarifas del transporte y luego como reflejo de la furia provocada por los elevados impuestos, servicios deficientes y los grandes gastos en eventos como el Mundial de fútbol de 2014 y las Olimpíadas de 2016. El gobierno gastó unos 52 millones de dólares en la visita papal, lo cual provocó algunas quejas en las redes sociales, pero evidentemente no es el motivo principal del malestar social.
"No tenemos nada contra el Papa, nadie aquí está en contra de él", dijo Christopher Creidel, un estudiante de arte de 22 años que protestaba frente al palacio de gobierno. "Esta protesta es contra nuestros políticos".
Creindel reconoció que los manifestantes están aprovechando la atención que presta la prensa mundial a la visita pontificia para dar relieve a las diversas causas de la protesta.
En la ciudad de Aparecida, la policía encontró el domingo un aparato explosivo de bajo impacto, de fabricación casera, en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, que será visitado por el papa el miércoles. Un comunicado de la policía señaló que el aparato fue detonado el lunes y que "en ningún momento puso en riesgo la vida de civiles".
Lombardi confirmó que apareció un artefacto explosivo de fabricación casera en un baño público cerca de la basílica de Aparecida el domingo. Las autoridades brasileñas, dijo, informaron al Vaticano, pero éste consideró que "no (era) un problema de magnitud particular". Dijo que el artefacto consistía de una "bomba artesanal" en una bolsa de plástico. "Evidentemente no había una relación directa con la presencia del Papa", dijo, y señaló que Francisco irá a Aparecida apenas el miércoles.
Durante su estancia, el papa de 76 años, se reunirá con multitudes de jóvenes católicos que vienen a participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Se espera que más de un millón de personas asistan y abarroten las arenas blancas de Copacabana cuando celebre una misa en el lugar.
El papa comenzó la jornada recibido por una multitud frenética que se abalanzó sobre el automóvil que lo llevaba al lugar donde lo esperaba un papamóvil sin blindaje, que minutos más tarde lo llevo por un recorrido más organizado por el centro de la ciudad.
Los fieles se acercaron al vehículo mientras escoltas de seguridad del Vaticano empujaban a quienes se abalanzaban al vehículo. Entre tanto, había gente que corría en las aceras tratando de ver al papa al interior del carro.
En una parte del trayecto, el vehículo se detuvo y el papa llamó a una mujer con un niño en brazos. Luego el papa sostuvo al menor por un momento.
Francisco fue transferido al papamóvil que lo llevó por el centro de la ciudad en medio de las ovaciones de millares de peregrinos que se concentraron a ambos lados de la calle principal.
El carro circuló rodeado por escoltas de la seguridad del pontífice que iban a pie y por policías motorizados locales mientras el papa saludaba a los fieles que lo esperaban para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.
El papa arribó en un vuelo un vuelo de Alitalia que llevaba las banderas de Brasil y de la ciudad estado del Vaticano, y fue recibido por la presidenta Dilma Rousseff.
A Francisco lo esperaban miles de jóvenes católicos, que le aguardan con los brazos abiertos simbolizando la imagen carioca del Cristo Redentor, para una jornada de evangelización en la que predominarán la lucha contra la pobreza y el ejercicio de la humildad.
Al recorrer algunas calles del centro, la gente gritaba emocionada al paso del Francisco. Lloraban, temblaban y gritaban.
"Este no es sólo un evento para gente joven", dijo a The Associated Press Severina Alves, de 70 años. "Yo soy joven de espíritu. Además hay ver a ‘Chico"‘, el diminutivo que utilizan en Brasil para los que tienen el nombre de Francisco.
En una de las céntricas calles, Idaclea Rangel, de 73 años, se recostó en la pared temblando y llorando gritó: "lo vi. Yo no puedo viajar a Roma, pero el vino a mejorar este país, que es un país de corruptos, y a mejorar nuestra fe".
Cuando descendió del avión a su nativa América Latina al aterrizar en Brasil, un sonriente papa inició un viaje de siete días destinado a avivar el fervor de los fieles de todo el mundo.
Rousseff, le estrechó la mano con fuerza al tocar tierra brasileña. Después, el pontífice recibió dos ramos de flores blancas y amarillas que le trajeron dos adolescentes, que le dieron un beso en la mejilla.
Al llegar al final de la alfombra roja, en la que se encontraban líderes de la iglesia y otros dignatarios, el papa y Rouseff hicieron una pausa mientras un coro entusiasta, integrado por cerca de tres docenas de jóvenes católicos, le ofrecieron una serenata en la que cantaron un himno relacionado con el Día Mundial de la Juventud.
Éste es un evento que reúne a cientos de miles de jóvenes fieles de todo el mundo. Antes de cantar, los niños gritaron consignas en su honor, parecidas a las que se cantan en los estadios de fútbol.
El pontífice no hizo comentarios públicos en el aeropuerto, tras salir de la aeronave a las 4 pm hora local (15:00 GMT).
Alex Augusto, un seminarista de 22 años, enfundado en la camiseta oficial verde de los peregrinos, dijo que él y cinco amigos viajaron desde el estado de Sao Paulo "para mostrar que contrario a la creencia popular, la iglesia no sólo está hecha con gente vieja, está llena de gente joven. Queremos mostrar la imagen real de la iglesia".
"Estoy aquí porque tengo la fuerza de Dios dentro de mí y quiero hacerlos discípulos a todos. Arrrrrhhhh", gritó Alex Augusto, elevando su cabeza y aullando hacia el caliente y húmedo aire de Río de Janeiro antes de doblar sus brazos y posar como un fisicoculturista.
Alicia Velázquez, una profesora de arte de Buenos Aires, de 55 años, esperaba poder ver al papa al que conoció cuando era arzobispo de Buenos Aires.
"Nos pareció increíble cuando lo nombraron", dijo. "No lo podíamos creer. Llorábamos y nos abrazábamos. Ya estaba pensando en venir al Río para esto pero a partir del momento en que fue nombrado, fue con un gran entusiasmo".
"Yo personalmente quiero verlo para ver sí sigue siendo el hombre tan sencillo y humilde que todos conocíamos, que nos cruzábamos diariamente el combi (autobús), en la calle", agregó. "Yo tengo fe que sigue siendo el mismo y que va a lograr hacer la iglesia que necesitamos, una iglesia humana, sencilla y humilde."
Sin embargo, Lombardi dijo que como el papa es argentino y no viajará este año a su país, entonces está previsto un encuentro con los peregrinos que sean sus coterraneos. Lombardi, sin embargo, que como el programa oficial ha cambiado, de inmediato no tenía cómo confirmar cuándo y en que condiciones seria ese encuentro. /AP