EFE
El periodista estadounidense del The New York Times Matthew Rosenberg, que fue expulsado la semana pasada de Afganistán, aseguró hoy que quiere volver para seguir informando en un momento clave para ese país, con el resultado electoral aún por definir.
"Me gustaría volver. Después de seis años, perderme este evento final me vuelve loco pero ya veremos qué pasa", dijo en un encuentro en el Club Nacional de Prensa en Washington, en el que afirmó que no se arrepiente de haber escrito el artículo por el que fue expulsado.
Rosenberg recibió el pasado día 20 la notificación de que debía abandonar el país en 24 horas, después de haberse opuesto a desvelar a las autoridades afganas la identidad de las fuentes anónimas que le informaron de que en el Ejecutivo de ese país se tramaba la formación de un "Gobierno interino".
"Es un bajón ser expulsado del país por una historia que se publicó en la página siete, pero pasa", bromeó el reportero.
El director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, defendió en un mensaje difundido esta semana que no es "espionaje" que un periodista publique un artículo sobre una amenaza de golpe de estado.
El periodista tenía fuentes contrastadas e incluso un funcionario del Gobierno le pidió disculpas por la expulsión, pero la orden venía de más arriba, aseguró.
"El presidente (Hamid) Karzai quería, según lo que nos dijeron, que se tomaran acciones, así que se tomaron acciones", aseguró.
Karzai dijo en un comunicado la semana pasada que artículos como el publicado por el periodista del The New York Times "no deberían permitirse", pues suponen actos "de conspiración e interferencia extranjera con el objetivo de desestabilizar Afganistán".
El embajador estadounidense en Afganistán, James Cunningham, se reunió con Karzai el jueves y emitió un comunicado en el que calificó la expulsión de "lamentable paso atrás para la libertad de prensa".
Si bien el periodista reconoció que hay que saber moverse para conseguir la información, consideró su caso como algo "excepcional" ya que, a su juicio, el respeto por la libertad de prensa en Afganistán en estos años "ha sido enorme".
"Es uno de los logros verdaderos de estos 13 años", aseguró Rosemberg.
Sin embargo, "la seguridad y nuestra capacidad de hacer nuestro trabajo depende mucho de la disposición de los que están en el poder", aseguró el periodista, que se mostró confiado en que los dos candidatos "están comprometidos con la idea de una prensa libre".
Afganistán está sumida en una crisis política desde que Abdulá Abdulá se negara a aceptar el resultado del recuento preliminar de votos de la segunda vuelta presidencial celebrada el 14 de junio, que daba como vencedor a su contrincante Ashraf Gani, con un respaldo del 56,4 por ciento.
Abdulá amenazó con abandonar la carrera presidencial y crear un Gobierno paralelo porque aseguraba que se había producido un "fraude a escala industrial" preparado por Gani, por el saliente presidente Karzai y por la Comisión Electoral afgana.
Sin embargo, gracias a la mediación del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, los dos candidatos alcanzaron un acuerdo por el que se auditaría el cien por cien de los 8,1 millones de votos depositados y se crearía, tras conocerse los resultados, un Gobierno de unidad nacional liderado por el vencedor.
Pero el recuento, que comenzó el pasado 17 de julio, avanza muy despacio debido a las diferencias entre los equipos de Abdulá y Gani respecto a los parámetros a seguir a la hora de invalidar o no una papeleta, lo que ha paralizado en varias ocasiones la auditoría.
El resultado traerá la primera transición desde que Karzai asumiera el poder en las urnas en 2001 y tras la intervención estadounidense para derrocar al régimen talibán, en un año en el que la OTAN abandonará definitivamente suelo afgano.
2014-08-27