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¿Por qué ahora? Y, ¿por qué esto?
Para los muchos republicanos que abandonaron a Donald Trump el sábado, retrocediendo horrorizados por los comentarios del candidato de su partido a la Casa Blanca sobre utilizar su fama para abusar de mujeres, no hay forma de escapar de estas preguntas.
Durante meses, aguantaron sus polémicas declaraciones sobre mexicanos, musulmanes, prisioneros de guerra, una familia militar condecorada y un juez hispano, así como innumerables comentarios ofensivos sobre las mujeres. Los críticos demócratas alegan que su silencio —o su promesa de votar por Trump, pero no apoyarlo— suponían una aprobación táctica de la misoginia y el racismo.
El sábado no había buenas respuestas, y pocos republicanos intentaron ofrecer alguna.
Algunos, como el presidente de la cámara de representantes, Paul Ryan, y el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, no dijeron nada en absoluto sobre el líder de la candidatura republicana. Una larga serie de republicanos le retiraron su apoyo o pidieron que Trump se retire de la campaña, condenando al magnate neoyorquino en comunicados enviados por correo electrónico y tuits cuidadosamente redactados.
Al final, los que abandonan a Trump podrían decir que fue la conmoción de oír y ver la grosería del empresario en un video lo que les llevó a alejarse por fin.
El Washington Post y NBC News difundieron el viernes una grabación de 2005 en la que describía sus intentos de acostarse con una mujer casada. Sus palabras fueron capturadas por un micrófono abierto durante una conversación con Billy Bush, entonces presentador de "Access Hollywood".
Algunos podrían trazar una distinción entre los escandalosos comentarios anteriores de Trump sobre las mujeres, minorías y otras personas señalando que, esta vez, el empresario no era sólo ofensivo, estaba describiendo acciones que podrían considerarse agresiones sexuales. En el video se puede escuchar a Trump diciendo que su fama le permite hacer "lo que quieras" a las mujeres. Con un lenguaje soez, añade que podía agarrarlas de la entrepierna. "Puedes hacer lo que sea".
Pero a un mes de las elecciones y con las votaciones anticipadas ya abiertas en varios estados, la respuesta más cierta a por qué los republicanos abandonan ahora a Trump —y por qué lo abandonan por esto— es probablemente política.
Durante las primarias republicanas, los miembros del partido temían que desautorizar a Trump alienara a sus seguidores y dañara al partido en las votaciones por puestos al Congreso. En la carrera por la presidencia, el tosco comportamiento de Trump parecía más fácil de tolerar para los republicanos cuando se comparaba con la demócrata Hillary Clinton, una candidata tan detestada por muchos en el partido republicano que prácticamente nada de lo que hacía Trump parecía peor que la perspectiva de tenerla como presidenta.
Pero estas nuevas revelaciones se produjeron en un momento en el que la pugna por la Casa Blanca parece escapársele a Trump. No ha conseguido atraer apoyos más allá de su base de seguidores. En su primer debate contra Clinton se mostró indisciplinado, y después se lanzó a criticar a una reina de belleza a la que humilló hace dos décadas por ganar peso.
"Había personas que empezaban a sentir que este barco se hundía, y ahora esto le da a la gente una buena excusa para saltar", señaló Katie Packer, estratega republicana que asesoró en la campaña de Mitt Romney en 2012 y lideró un infructuoso intento por impedir que Trump se convirtiera en el candidato republicano.
Aunque algunos republicanos expresaron su desconcierto y consternación por los comentarios de Trump en 2005, aquellos que se habían negado a respaldarle durante toda la campaña sugirieron que su partido sabía muy bien lo que se llevaba con el directo magnate de los bienes raíces y estrella de los reality show.
"No ha ocurrido nada en las últimas 48 horas que sea sorprendente para mí ni para muchos otros", señaló el gobernador de Ohio, John Kasich, que criticó a Trump cuando compitió contra él en las primarias, y lo ha seguido haciendo durante meses.
En privado, incluso republicanos que no retiraron oficialmente su apoyo a Trump admitieron que llegados a este punto, hay poco que pueda hacer por enderezar su campaña. Las votaciones anticipadas ya se han abierto en algunos estados claves, y los comentarios plasmados en el video probablemente sean imperdonables para las mujeres independientes, un sector al que Trump necesita con desesperación si quiere derrotar a Clinton.
Ahora, la última esperanza para muchos republicanos es que el año electoral termine de forma improbable con el Senado bajo control de su partido. La senadora de New Hampshire Kelly Ayotte y el representante de Nevada Joe Heck, ambos inmersos en ajustadas carreras, se sumaron al aluvión de funcionarios que dijeron el domingo que simplemente ya no podían seguir apoyando a Trump.
La decisión no hizo que la rival demócrata de Ayotte, la gobernadora de New Hampshire Maggie Hassan, le diera cuartel.
"Ha tenido un ejemplo tras otro de las despreciables palabras de Donald Trump su despreciable comportamiento como motivos por los que debería haberle retirado su apoyo", dijo Hassan. "No fue hasta ahora, cuando se revelaron sus palabras de hace una década, que ella decidió que políticamente ya no puede estar con él".
Esperen más de lo mismo en las carreras por escaños en todo el país. Los demócratas dejaron claro el sábado que pasaran el próximo mes esforzándose por que ningún republicano se lleve mérito por retirarse ahora.