La concesión del Balón de Oro a Cristiano Ronaldo se ha convertido en una "cuestión de Estado" en Portugal, donde iniciativas ciudadanas, dirigentes federativos y responsables políticos hacen campaña por el capitán de la selección lusa.
Una de las últimas muestras de este fervor popular con el que cuenta el futbolista del Real Madrid en su país ha sido puesta en marcha por un grupo de portugueses que, grafiti en mano, colocaron en Barcelona varios mensajes sobre la calidad del astro luso, lo grabaron en vídeo y lo colgaron en las redes sociales.
"Dios está en las pequeñas cosas, Cristiano Ronaldo está en los grandes momentos" en los muros del Camp Nou, "Dios perdona, Ronaldo no" en el Parc Güell o "Dios es grande, Ronaldo salta más arriba" en La Pedrera son algunos de sus eslóganes, que hacen una clara referencia al jugador argentino del Barça Lionel Messi.
El movimiento se autodenomina "Vote CR7″, surgió el pasado mes de diciembre y sus acciones incluso han tenido cierto eco en los medios lusos.
Sus vídeos también recuerdan el acto en el que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, imitó los movimientos de Cristiano Ronaldo durante un encuentro con estudiantes de la Universidad de Oxford, en el que lo comparó con un comandante, ironizó sobre su gasto en peluquero e hizo pública su preferencia por Messi.
Fue precisamente la aparición de esas imágenes, a finales de octubre, lo que generó una corriente de indignación en todo el país que derivó en la actual movilización para defender a su mayor estrella.
De hecho, el enojo por la actuación de Blatter ha derivado en un aumento perceptible del afecto de los portugueses hacia Ronaldo, quien pese a su incuestionable calidad no contaba hasta ahora con el reconocimiento popular que sí tenían otras figuras históricas como Luís Figo, Rui Costa o el recientemente fallecido Eusebio.
El hecho de apenas haber disputado un puñado de partidos en la Liga portuguesa -concretamente en el Sporting de Lisboa- y de no siempre haber conseguido rayar al mismo nivel con su selección que con sus clubes explicaban esta reacción.
Sus cuatro goles en la repesca contra Suecia acabaron por encandilar a los pocos escépticos y dieron paso a un clamor popular en torno a los méritos de Ronaldo para vencer este año su segundo Balón de Oro.
Las constantes manifestaciones de apoyo se han sucedido desde todos los ámbitos, incluido el político, y el propio Jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, anunció la semana pasada la concesión de una de las mayores distinciones de Portugal a Cristiano.
El futbolista recibirá el grado de "Gran Oficial" de la Orden del Infante don Henrique debido a su papel como "símbolo" del país en el mundo, por su "contribución a la proyección internacional de Portugal" y por ser "un ejemplo de tenacidad para las nuevas generaciones".
Un estudio divulgado este fin de semana a cargo de la Escuela de Marketing lusa IPAM apuntaba que la imagen de Ronaldo se revalorizará en caso de alzarse con el trofeo, y pasará de los actuales 43 millones de euros a cerca de 50 millones, convirtiéndolo en el futbolista más valioso del mundo.
También han sido frecuentes las declaraciones de sus compañeros de selección durante los últimos meses reclamando justicia para el madridista, el último de ellos el defensa Luís Neto, quien reconoció las virtudes de Cristiano también dentro del vestuario, como líder y capitán.
El presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol, Fernando Gomes, ha repetido en cada una de sus intervenciones públicas de los últimos meses su convencimiento de que Ronaldo ganará esta vez el galardón, en la misma línea que el seleccionador luso, Paulo Bento.
Después de meses de indignación, declaraciones y movilizaciones, el lunes 13 de enero se conocerá el resultado de la votación. En Portugal aguardan, expectantes, que su mayor exponente internacional vuelva a ser encumbrado como el mejor jugador del mundo. EFE