El ministro principal norirlandés, Peter Robinson, tachó hoy de "dictador" a su segundo en el Gobierno de Belfast, Martin McGuinness, a quien acusó de querer controlar las conversaciones que mantienen los partidos para solucionar los problemas que afectan al proceso de paz.
La tensión entre Robinson y McGuinness ha ido en aumento desde que las cinco formaciones principales de la provincia británica rechazaron en diciembre un borrador de acuerdo elaborado por el mediador estadounidense Richard Haass.
Hasta el último día de 2013, Haass mantuvo maratonianas conversaciones en Belfast con los partidos que forman el Gobierno de poder compartido entre católicos y protestantes para resolver asuntos conflictivos del proceso de paz, como las banderas, los desfiles y el legado del pasado.
Robinson, líder del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), partidario de la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido, afirmó hoy que McGuinness habla como un "dictador" y demuestra tener un "odio visceral" hacia la Orden de Orange, que organiza los controvertidos desfiles protestantes en la región.
El ministro principal reaccionaba así a una entrevista emitida anoche de su adjunto en el Gobierno de Belfast y "número dos" del Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA).
McGuinness estimó que las formaciones unionistas carecen del liderazgo necesario para enfrentarse a los sectores protestantes más radicales, al tiempo que aseguró que la Orden de Orange, el minoritario Partido Progresista Unionista (PUP) y la organización paramilitar Fuerza de voluntarios del Ulster (UVF) actúan como un solo bloque.
Para el líder republicano, esas fuerzas extremistas están detrás de la violencia que ha brotado recientemente en las calles de la región y su influencia, dijo, ha "dañado" las conversaciones con Haass y ha impedido que se llegara a un acuerdo.
Robinson apuntó hoy que las palabras de McGuinness son "poco útiles e irracionales" y defendió la contribución "instructiva y positiva" de la Orden en las pasadas negociaciones, aunque concluyeran sin acuerdo.
Esos desacuerdos giran en torno a las banderas que deben ondear en edificios públicos, las zonas por donde pasan los tradicionales desfiles protestantes y el legado de treinta años de un conflicto que causó más de 3.500 muertos, diferencias que han hecho brotar actos de violencia en las calles de la provincia.
Así sucedió en verano durante la temporada de desfiles de la orden protestante de Orange o a principios de este año, cuando cientos de policías resultaron heridos en enfrentamientos con jóvenes protestantes y católicos por la retirada de la bandera británica del Ayuntamiento de Belfast, que solo ondea ya en días señalados.
Además del DUP y el Sinn Fein, participaron en el proceso el Partido Unionista del Ulster, el Partido Socialdemócrata y Laborista (nacionalista moderado) y la Alianza, formada por miembros de ambas comunidades. EFE