Rusia afirmó tener nuevos datos que implican a los rebeldes sirios en el ataque químico del 21 de agosto, en momentos en que persisten los divergencias entre Moscú y las potencias occidentales, pese al acuerdo ruso-estadounidense para eliminar las armas químicas de Siria.
Pese al acuerdo del sábado 14 de septiembre entre Estados Unidos y Rusia para destruir las armas químicas sirias hacia mediados de 2014, ambas partes siguen teniendo puntos de vista diferentes sobre lo ocurrido el 21 de agosto en los suburbios de Damasco.
"Los datos correspondientes fueron enviados a la parte rusa. Nos dijeron que hay pruebas de que los rebeldes están implicados en el ataque químico", afirmó el viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Riabkov, quien viajó a Damasco con el fin de insistir ante el régimen sirio para que aplique "rápida y estrictamente" el acuerdo entre Washington y Moscú.
Riabkov, citado por las agencias rusas, después de mantener una reunión en las últimas horas del martes con el ministro de Relaciones Exteriores sirio Walid al Muallem, añadió que Rusia "examinará" el material que le entregó Damasco "con la máxima seriedad".
Rusia ha reiterado varias veces la sospecha de que el ataque químico fue una "provocación" orquestada por los rebeldes con el objetivo de fomentar una intervención militar internacional en el país.
Para Estados Unidos, sólo el régimen de Bashar al Asad puede haber llevado a cabo el ataque del 21 de agosto. |
Riabkov calificó además de "parcial" el informe de los inspectores de la ONU sobre este ataque publicado esta semana.
"Estamos decepcionados […] con el enfoque de la secretaría de la ONU y de los inspectores de la ONU que se encontraban en Siria, que prepararon su informe de forma selectiva e incompleta, sin tomar en consideración elementos que habíamos señalado repetidas veces", se quejó.
"Sin una visión completa […] el carácter de las conclusiones sólo se puede describir como politizado, parcial y unilateral", dijo.
Para Estados Unidos, sólo el régimen de Bashar al Asad puede haber llevado a cabo el ataque del 21 de agosto.
"Cuando se observan los detalles y pruebas que presenta [la ONU] es inconcebible que nadie que no sea el régimen las haya usado" las armas químicas, declaró el martes el presidente estadounidense Barack Obama.
"Creo que esto cambia la dinámica internacional. Creo que cambia la opinión internacional sobre la cuestión", puntualizó en declaraciones al canal hispano Telemundo.
Obama añadió que a pesar de los esfuerzos diplomáticos que lleva a cabo su país, sigue pensando que Asad debe de ser expulsado del poder.
El martes, diplomáticos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Rusia, China, Reino Unido) discutieron sin avances un proyecto de resolución dirigido a garantizar el desmantelamiento efectivo del arsenal químico de Siria.
Los diplomáticos examinaron un texto francés que incluía un pedido de acción en base al capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, que contempla el recurso a la fuerza.
"Cuando se observan los detalles y pruebas que presenta [la ONU] es inconcebible que nadie que no sea el régimen las haya usado" las armas químicas, declaró |
Por su parte, el canciller ruso Serguei Lavrov repitió el martes que la resolución del Consejo de Seguridad sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio "no invocará el capitulo 7″ de la Carta, que prevé el recurso a la fuerza.
En cambio, si luego de adoptarse esta primera resolución, no se respetan aspectos del acuerdo, "el Consejo puede […] adoptar una nueva resolución […] bajo el capítulo 7″ que contempla un posible uso de la fuerza militar, había declarado el lunes el canciller ruso.
En el informe entregado el lunes al secretario general de la ONU Ban Ki-moon, los expertos que investigaron en Siria afirman haber encontrado "pruebas flagrantes y convincentes" del uso de gas sarín en la matanza del 21 de agosto cerca de Damasco.
Al presentarlo el lunes a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, el Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó de "crimen de guerra" este ataque, que según Washington dejó 1.429 muertos.