Rusia retiró un batallón de la frontera con Ucrania el lunes y envió a su primer ministro a Crimea para hacer promesas de entregar fondos rápidamente a fin de mejorar la educación, la salud y la infraestructura en la península recientemente anexada.
Estados Unidos reaccionó con cautela al movimiento. El secretario de Defensa Chuck Hagel dijo que "decenas de miles" de soldados rusos todavía están a lo largo de la frontera ucraniana.
Un batallón está conformado por unos 500 soldados.
El nuevo gobierno en Ucrania dijo que la acción es por lo menos confusa, y posiblemente peligrosa.
"Tenemos información de que Rusia está realizando maniobras incomprensibles en la frontera con Ucrania", dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores Yevgen Perebyinis. "Los soldados en algunos lugares están retrocediendo, mientras en otros están avanzando. Por lo cual, obviamente estamos preocupados por estos movimientos de fuerzas armadas. No tenemos explicación clara del lado ruso sobre la intención de estas maniobras".
Rusia se anexó Crimea a principios de marzo tras un referéndum convocado con gran rapidez, apenas dos semanas después de que las fuerzas rusas tomaron el control de esa estratégica región del Mar Negro, hasta entonces perteneciente a Ucrania. Kiev y Occidente rechazaron la legitimidad de esa consulta popular.
Desde entonces, Moscú ha presionado para que haya cambios constitucionales en Ucrania, lo que ha elevado más las tensiones con Occidente ante los temores de que Rusia quiere invadir otras áreas ucranianas. La preocupación crece por el enorme número de soldados rusos apostados en la frontera ucraniana en lo que según el Kremlin son ejercicios militares.
Un batallón ruso que fue enviado a la región de Rostov cerca de Ucrania está siendo retirado a su base permanente en la región central de Samara, reportaron medios de comunicación rusos citando al Ministerio de Defensa.
El lunes durante una llamada telefónica, el presidente ruso Vladimir Putin dijo a la canciller alemana Angela Merkel que retiraría a algunos soldados.
En Washington, el Departamento de Estado expresó cautela.
Mientras, en Kiev el presidente interino de Ucrania rechazó tajantemente la presión de Moscú para que el país se vuelva una federación con regiones que gocen de mayor autonomía.
"El gobierno ruso debe lidiar con los problemas de la Federación Rusa, no con los de Ucrania", dijo Oleksandr Turchinov. "Son los ucranianos quienes deben dictar la nueva constitución y cómo está estructurado el país".
Además, en una visita sorpresa a Crimea, el primer ministro de Rusia Dimitry Medvedev prometió destinar fondos a la península para que sus residentes vean rápidamente cambios positivos.
Encabezando una delegación de ministros rusos, Medvedev prometió que Rusia aumentará rápidamente los sueldos y las pensiones en la región y que destinará recursos para mejorar la educación, la salud y la infraestructura local.
Para supervisar el desarrollo de Crimea se creó un ministerio especial de gobierno.
"La gente de Crimea no debe perder todo tras unirse a Rusia, sólo deben tener ganancias", dijo Medvedev en declaraciones transmitidas por la televisión.
"La gente espera que creemos las condiciones para una vida tranquila y respetable, con confianza en el mañana y la sensación de formar parte de un país fuerte. Debemos cumplir con esas expectativas", aseguró.
Dijo que Moscú creará una zona económica especial en Crimea —una península habitada por dos millones de personas— que traerá incentivos económicos para los negocios, como impuestos bajos y reglas simplificadas.
Prometió que Rusia tratará de desarrollar la región como un destino turístico de primer orden y que tratará de garantizar que los boletos aéreos sean lo suficientemente baratos como para animar a más rusos a visitarla.
"Debemos crear una nueva historia de inversión para Crimea, que será más exitosa de lo que ha sido", dijo Medvedev.
Medvedev hizo énfasis en la necesidad de asegurar un suministro estable de electricidad. La península recibe alrededor del 80% de su electricidad y una parte similar de su agua de Ucrania, y los cortes a la energía de la semana pasada crearon el temor de que el gobierno ucraniano pudiera usar la energía como un instrumento para negociar con Rusia.
El viceprimer ministro ruso, Dmitry Rogozin, quien era parte del séquito de Medvedev, publicó en Twitter una foto suya al llegar a Crimea con las palabras: "Crimea es nuestra, así de simple".
AP