Sevillanas españolas, tangos argentinos, diabladas bolivianas y cuecas chilenas tomaron la Quinta Avenida de Manhattan, un arteria de Nueva York por la que corrían hoy sangre, color, fiesta y cultura latinas para disfrute de miles de personas dispuestas a festejar el Día de la Hispanidad.
"Hoy es el día grande para ensalzar esta hermandad que tenemos. Día a día colaboramos mucho y hoy lo celebramos marchando por la Quinta Avenida", explicó a Efe el cónsul de España en Nueva York, Juan Ramón Martínez Salazar, encargado de abrir el desfile junto a la primera dama de Honduras, Rosa Elena de Lobo, que hizo las veces de Gran Mariscal del desfile y cortó la cinta roja que supone el pistoletazo de salida.
Junto a ellos, el cónsul hondureño en Nueva York, Francisco Quezada Lobo, y el presidente del desfile, Edgardo Alonso, encabezaban las autoridades de este desfile que comenzó en la calle 44 y subió hasta la 67, pasando por lugares tan emblemáticos como el Rockefeller Plaza, el escaparate de Tiffany’s y la esquina sureste del Central Park.
"Es la representación de una unión de culturas que se da permanentemente en la ciudad de Nueva York. Es un emblema de todos nosotros y cada una de las dieciocho comunidades da en el desfile lo mejor de sí", aseguró la cónsul de Uruguay, Alejandra Costa.
El de hoy era el desfile número 49, y desde aquél primero en 1965, la comunidad latina ha ido ganando presencia e influencia y el español se ha extendido hasta convertirse en una lengua casi omnipresente en la Gran Manzana, como demostraba hoy la presencia de varios candidatos a la alcaldía de Nueva York de raza latina, como Erick Salgado y Adolfo Carrión.
Este último, que concurre a las elecciones del 5 de noviembre para dar el relevo a Michael Bloomberg, calificó de "momento histórico" el que vive la comunidad latina en Nueva York, ya que "representa una cultura muy, muy rica. Es el futuro de la ciudad".
Con una comunidad de casi 2,5 millones de personas que sigue "creciendo y creciendo", Carrión aseguró que "lo latino es interesante y está de moda", explicó Carrión.
Pero al margen de un arranque marcado por los cuerpos diplomáticos de cada país, pronto se dio paso a la verdadera razón de ser del desfile: la fiesta, la celebración y el baile. Lo que, en definitiva, anima a miles de personas a salir a la calle un domingo por la mañana y a situarse en los márgenes de la Quinta Avenida.
Con amplia mayoría latina (desde Puerto Rico hasta Argentina, pasando por Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia) no faltaron también estadounidenses de raza anglosajona que saben que este es uno de los desfiles más animados del año o turistas que se toparon con él y decidieron quedarse.
Los volantes y peinetas de las sevillanas de España, la pasión del tango argentino, la danza cueca de Chile con sabor andino y los coloristas vestidos de la diablada, la morenada o los tikus bolivianos recordaron las tradiciones y las raíces a muchos de los presentes.
Tampoco faltaron bailes que trascienden las fronteras como la salsa, tocaron mariachis de México, hubo una pequeña representación del carnaval de La Barranquilla, de Colombia, y también expresiones culturales de nuevo cuño como el "reggaetón".
"La comunidad latina ha evolucionado mucho desde que yo llegué. Estamos mucho más unidos que antes", dijo a Efe Yolanda, una mujer hondureña que llegó hace 33 años a los Estados Unidos, donde ha tenido una hija a la que se esfuerza por inculcar su lengua y sus raíces. "No dejo mi origen por nada del mundo, pero aprovecho las oportunidades que este país ofrece", resumió.
Pero mientras la comunidad crece, según Yolanda, también se complica el proceso. "Ahora es más difícil llegar aquí que cuando yo llegué, porque hay barreras, muchas barreras", aseguró, en un momento en el que la reforma migratoria se sigue discutiendo en el Congreso de Washington, motivo por el cual Nueva York acogía hace poco más de una semana otra manifestación de alto componente latino pero menos festiva y más reivindicativa. /EFE