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El Senado de Brasil inició el jueves deliberaciones sobre si debe sacar del cargo permanentemente a la presidenta Dilma Rousseff, el paso final en una batalla política que ha paralizado el Congreso y ha ensombrecido una nación varada en una profunda recesión.
La primera mujer presidenta de Brasil está acusada de mover ilegalmente fondos entre presupuestos del gobierno para ocultar déficits. Los detractores dicen que ella lo hizo para fortalecer su respaldo y argumentan que esas maniobras profundizaron la crisis en la mayor economía de Latinoamérica.
Rousseff niega haber cometido violaciones y dice que sus enemigos, incluyendo la elite del país que se ha quejado de la presencia de su Partido de los Trabajadores en el poder en los últimos 13 años, están conduciendo un golpe.
Los senadores ahora se embarcan en "la más sombría de sus labores", dijo Ricardo Lewandowski, el juez supremo del máximo tribunal del país, que supervisa el juicio. "Para juzgar a la presidenta, los senadores deben actuar con la mayor imparcialidad, considerando solamente los hechos presentados y la ley".
El proceso hacia el juicio político comenzó el año pasado cuando Eduardo Cunha, entonces presidente de la Cámara de Diputados y viejo rival de Rousseff, presentó la medida. En abril, su cámara la aprobó por mayoría abrumadora. En mayo, el Senado votó 55-22 para impugnar y suspender a Rousseff por 180 días.
El vicepresidente Michel Temer, ex aliado de Rousseff que se ha vuelto su rival, asumió la presidencia interina. Si el Senado vota en favor de la salida permanente de la mandataria, Temer cumplirá el resto del término, que dura hasta el final del 2018.
Varios días de testimonio, incluyendo un discurso de Rousseff el lunes, culminarán con una votación final la semana próxima.
El jueves, Lewandowski rechazó varios intentos de los abogados de Rousseff para suspender o anular el proceso.
Senadores opositores acusaron a los partidarios de Rousseff de realizar artimañas para entorpecer el proceso.
"Deseo manifestar mi objeción al uso de la palabra ‘artimañas"‘, dijo José Eduardo Cardozo, uno de los abogados de la mandataria. "En ningún momento la defensa ha usado técnicas para dilatar el proceso".
Lewandowski sí accedió a uno de los pedidos de la defensa: prohibir el testimonio de un fiscal que escribió uno de los informes sobre las presuntas irregularidades.
La defensa argumentó, y Lewandowski coincidió, en que Julio Marcelo de Oliveira había mostrado su parcialidad en contra de Rousseff ya que animó a otros mediante internet a que participen en las marchas de protesta, e incluso él mismo participó en una de las marchas.
Los senadores no tuvieron inhibiciones al expresar sus opiniones, aun cuando el día mayormente estuvo dedicado a cuestiones de procedimiento.
"Hasta ahora, lo único que hemos visto son excusas por parte de la defensa de la presidenta Dilma", dijo el senador Casio Cunha Lima del opositor Partido Social Demócrata de Brasil, quien se quejó de que el largo proceso burocrático "está desangrando al país".
La senadora Gleisi Hoffmann, del partido de Rousseff, tuvo una opinión distinta.
"Nunca pensé que alguna vez iba a ser elegida como senadora para juzgar, en un juicio cuestionable, a la primera mujer en ejercer la presidencia del país", dijo Hoffman. "Esto es algo muy triste para mí".
Como muchos otros tanto en el Senado como en la cámara baja, Hoffman está siendo investigada por corrupción. En su caso, hay sospechas de que malversó fondos de la petrolera estatal Petrobras como contribuciones de campaña.
"Nadie aquí tiene el derecho a enjuiciar a otro", expresó Hoffman. "¿Qué autoridad moral tiene el Senado para enjuiciar a la presidenta de la república?".