Jesús M. Gambús
Los primeros cien días de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos no tendrán, como se pronostica, la licencia de luna de miel que, por lo general, los electores conceden al recién llegado a la Casa Blanca.
El “terremotrump” con epicentro en Washington con seguridad se sentirá en Venezuela, quizás con más intensidad que las anteriores políticas del Departamento de Estado, dado el estilo frontal del magnate de 70 años.
No será precisamente Funvisis la que registrará los movimientos sino el gobierno nacional que mantiene una relación de “mírame y no me toques” desde 2008.
¿Qué se puede esperar de las relaciones diplomáticas entre Washington y Caracas?
La pregunta permite al diplomático venezolano Sadio Garavini sopesar las fichas que toman posición alrededor de Trump que, a su juicio, deben influir decididamente en la confección de la estrategia hacia Venezuela.
Garavini destaca la presencia en el equipo del nuevo secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, general John Kelly, exjefe del Comando Sur, una figura conocedora de la situación venezolana.
John Kelly. Foto: Agencias.
A Kelly le toca ahora el tema de la inmigración y el terrorismo, lo cual le permite inferir a Garavini que, con el nombramiento de El Aissami a la vicepresidencia, Kelly debe tener una impresión bastante clara del funcionario, a quien se le relaciona con Hezbolá e Irán.
Otro “hombre de Trump” que va a tener peso en esa futura relación EEUU-Venezuela será Mike Flynn, el marine, quien asume el cargo de asesor de seguridad nacional, con amplio conocimiento del terrorismo islamista.
Mike Flynn. Foto: Agencias.
La lista se complementa con Rex Tillerson, nuevo secretario de Estado, exjefe de la Exxon Mobil, quien está familiarizado con el régimen socialista, tras lidiar con los cambios de la política petrolera de Chávez que le llevaron a presentar demanda contra Venezuela ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciad).
Rex Tillerson. Foto: Agencias.
Si bien Exxon ganó dos litigios presentados, el pago acordado fue bastante inferior a lo que aspiraba el gigante petrolero.
“Me imagino que Tillerson no debe estar muy entusiasta con el gobierno venezolano”, acota Garavini.
Fuerza parlamentaria
Garavini pone atención en la mayoría parlamentaria republicana y su conocimiento del caso Venezuela.
“Está la nueva fortaleza de los republicanos en Florida, los senadores Marco Rubio, y los diputados Mario Díaz Balart e Ileana Ros-Lehtinen, que han sido voceros muy duros con la ruptura del orden constitucional en Venezuela, en la defensa de los presos políticos, de los derechos humanos, por lo que van a tener más peso con un gobierno republicano”, comenta el analista.
“Si tu hilas fino, podrías empezar a pensar cuáles serían las consecuencias, porque nadie puede prever qué va a hacer el presidente Trump”, advierte Garavini asumiendo que se trata de un vaticinio.
Lo que si es público y notorio es que la representación venezolana en Washington está limitada a los oficios del encargado de negocios desde hace varios años.
Son 16 años de distanciamiento tras la llegada al poder del presidente Hugo Chávez.
Té para muchos
Antes de la ceremonia de investidura, Donald Trump y su familia asistirán a un servicio religioso y luego acudirán a tomar un té en la Casa Blanca, invitados por el presidente saliente, Barack Obama, y su esposa, Michelle.
2017-01-19