AFP
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, admitió este viernes el pirateo informático contra sus rivales demócratas en la campaña, pero sin llegar a respaldar la tesis de una injerencia rusa que le beneficiara en la elección del 8 de noviembre.
Trump mantuvo su escepticismo tras una reunión con los jefes de cuatro agencias estadounidenses de espionaje para conocer los detalles de las investigaciones confidenciales que condujeron a la conclusión sobre la interferencia rusa en el proceso electoral.
"El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó una campaña de influencia" destinada a favorecer la elección de Trump al desacreditar en la campaña electoral a su rival demócrata, Hillary Clinton, concluyeron los servicios de inteligencia en un informe desclasificado de 25 páginas divulgado este viernes.
El mandatario electo recibió una versión confidencial de esas conclusiones, que las agencias de inteligencia ya habían presentado en la víspera al presidente Barack Obama, pero al fin del encuentro no dio muestras de estar convencido de deber su victoria electoral a Moscú.
En una ambigua nota oficial, el magnate solo mencionó que "Rusia, China, otros países, grupos y personas" tratan de penetrar las defensas cibernéticas de Estados Unidos, sin darle un papel preponderante a Moscú.
Para las agencias de inteligencia, el objetivo de Rusia con esa campaña era "minar la confianza en el proceso democrático estadounidense, denigrar a la ex secretaria de Estado Clinton y dañar su capacidad de ser elegida y su potencial presidencia", según el documento.
Las agencias de inteligencia también llegaron a la conclusión de que Putin y el gobierno de Rusia "desarrollaron una clara preferencia" por Trump, quien durante la campaña hizo comentarios favorables al líder ruso.
Estados Unidos también tiene "alta confianza" de que los servicios rusos de espionaje fueron quienes pasaron la información robada de la correspondencia de altos dirigentes del partido Demócrata al sitio web WikiLeaks, y que luego fueron difundidas a los medios estadounidenses para vergüenza de la campaña Clinton.
Rusia ha negado varias veces cualquier relación con el pirateo y divulgación de los correos electrónicos del Comité Nacional del partido Demócrata (DNC) y del jefe de la campaña de Clinton, John Podesta.
Campaña sin efecto
En su nota, Trump añadió que esta campaña "no tuvo absolutamente ningún efecto en el resultado de la elección, incluido el hecho de que no hubo trampas en las máquinas de votación".
Trump también reconoció que la correspondencia del Comité Nacional del partido Republicano había sido objeto de piratería.
"Hubo tentativas de piratear el Comité Nacional del partido Republicano, pero el RNC tenía fuertes defensas cibernéticas y la invasión no tuvo éxito", apuntó.
El mandatario acotó que tuvo una "reunión constructiva" con los jefes de las agencias de inteligencia y aseguró tener un "respeto enorme por el trabajo y los servicios ofrecidos por esa comunidad a nuestra gran nación".
Sin embargo, al inicio de la jornada, en declaraciones al diario The New York Times, Trump había dicho que la controversia sobre la alegada injerencia rusa en la elección presidencial no pasaba de una "cacería de brujas".
"Hace relativamente poco tiempo, China pirateó los nombres de 20 millones de empleados del gobierno", con invasión de los servidores de la Oficina de Administración de Personal en 2014 y 2015, recordó el presidente electo.
"¿Cómo es que ahora nadie siquiera habla de esto? Es una cacería de brujas política", comentó, haciendo una alusión a que los demócratas "están muy avergonzados" por la derrota".
"En alguna medida, es una cacería de brujas. Solamente se concentran en esto", apuntó.
No obstante, el presidente electo reiteró su oposición a "que países pirateen" a Estados Unidos, y concluyó, refiriéndose a ataques cibernéticos a la Casa Blanca y el Congreso, que "somos como la capital mundial del pirateo".
El nuevo giro de tuerca en la controversia sobre la injerencia rusa en las elecciones que tuvieron a Trump como vencedor ocurrió el mismo día en que el Congreso estadounidense, en una sesión bicameral, certificó formalmente el resultado de los comicios.
El vicepresidente saliente, Joe Biden, que funge como presidente del Senado, dirigió una sesión en la que se certificó la victoria de Trump sobre la demócrata Clinton en los colegios electorales, por 304 votos a 227.
Eran necesarios 270 votos para ser considerado vencedor.
El gobernador del estado de Indiana, Mike Pence, fue igualmente certificado oficialmente como nuevo vicepresidente de Estados Unidos.
Con esta certificación, Trump está formalmente habilitado a jurar sobre la Biblia en el acto de investidura, que se realizará en la explanada frente al Congreso en exactamente dos semana.
2017-01-06