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Turquía identificó al hombre armado que perpetró una masacre en un club nocturno de Estambul, dijo el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores del país, mientras el presidente prometió que Ankara no se rendiría ante los terroristas ni se dividir¡á.
El agresor, que mató a 39 personas durante la celebración del Año Nuevo en el centro nocturno Reina, sigue prófugo, pero el ministro turco del Exterior Mevlut Cavusoglu dijo que las autoridades conocen la identidad del hombre, sin ofrecer más detalles.
"Se ha establecido la identidad de la persona que perpetró el ataque en el club nocturno Reina", informó en una entrevista con la agencia estatal de noticias Anadolu transmitida en directo por televisión.
Por su parte, la policía turca detuvo el miércoles a al menos cinco supuestos miembros del grupo extremista Estado Islámico "entre ellos 11 mujeres€" que podrían estar relacionados con la balacera, agregó la agencia noticiosa. Agregó que sigue en marcha la operación en la ciudad portuaria de Izmir, en el mar Egeo.
El Estado Islámico reivindicó el ataque, que causó también cerca de 70 heridos. De los fallecidos, 27 eran extranjeros, en su mayoría de Medio Oriente. Los extremistas informaron que "un soldado del califato" llevó a cabo la balacera en venganza por las operaciones militares turcas contra la milicia radical en el norte de Siria.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que el ataque buscó enfrentar a los turcos entre sí y profundizar en sus divisiones, pero aseguró que el país no caería en ese juego. Erdogan se dirigía por primera vez al país desde el ataque en un discurso emitido en directo desde Ankara.
Respondiendo a las acusaciones de que Ankara respaldó al Estado Islámico en el pasado, Erdogan dijo: "Presentar al país que está liderando la mayor lucha contra Daesh como uno que apoya al terrorismo en lo que la organización terrorista quiere". La palabra Daesh, usada por el mandatario, es el acrónimo en Árabe del grupo Estado Islá¡mico.
"Ningún modo de vida está amenazado en Turquía. Los que dicen eso tienen que probarlo. Es mi deber proteger los derechos de todos", agregó Erdogan.
"Decir que Turquía se ha rendido al terrorismo es ponerse del lado de los terroristas y las organizaciones terroristas", manifestó.
La policía instaló retenes de seguridad en Estambul y revisaba vehículos en toda la ciudad, que está en un nivel alto de alerta desde el ataque. Los agentes ordenar detenerse tanto a autos particulares como a los omnipresentes taxis amarillos de la ciudad para identificar a conductores y pasajeros e inspeccionar el interior de los automóviles.
Según la agencia de noticias privada Dogan, la operación policial estaría dirigida contra tres familias que llegaron a Izmir hace unos 20 días procedentes de Konya, una ciudad del centro de Turquía donde se cree que estuvo asentado el agresor antes del ataque a la discoteca. Veintisiete personas, entre ellas mujeres y niños, fueron arrestadas, agregó.
Al menos otras 14 personas habían sido detenidas antes en relación con el ataque, incluso dos extranjeros a quienes se les dio el alto el martes en la terminal internacional del aeropuerto Ataturk de Estambul luego de un registro policial en sus celulares y equipajes, dijo Anadolu.
Medios turcos reportaron el martes que la esposa del pistolero estaba bajo custodia policial y que contó a las autoridades que desconocía que su pareja estuviese vinculada al grupo Estado Islámico. También el martes se hizo público un "video selfie" que mostraba al supuesto atacante paseando en silencio por la plaza más famosa de la ciudad. La cámara filma su rostro serio en todo momento mientras camina por la Plaza Taksim, una grabación que dura 44 segundos y fue emitida por la televisora estatal Anadolu y otros medios.
En Jordania, Israel y Turquía se celebraron funerales por las víctimas y el miércoles aterrizó a Bombay un avión de Turkish Airlines con los cuerpos de los dos ciudadanos indos muertos en la balacera.
A última hora del martes, el Parlamento de Turquía aprobó la ampliación por tres meses más del estado de excepción declarado tras un fallido intento de golpe de Estado el pasado 15 de julio. Ankara impuso el estado de excepción para reprimir una red vinculada al clérigo musulmán Fethullah Gulen, asentado en Estados Unidos, acusado de orquestar el alzamiento. Gulen niega cualquier implicación.
Los críticos denuncian que el gobierno está empleando esta situación para atacar a otros rivales, entre ellos políticos procurdos.
Unas 41.000 personas fueron detenidas, más de 100.000 fueron despedidas o suspendidas de empleos gubernamentales y cientos de medios de comunicación, asociaciones y empresas fueron clausurados por supuestos vínculos con organizaciones terroristas.