Las amenazas talibanes y las agresiones de los sectores más conservadores de Afganistán no han impedido que el diseñador afgano Obaidulá Zazai convierta en realidad su pasión, sacar adelante la industria de la moda en Kabul.
Zazai es el fundador de una escuela de moda localizada en el este de Kabul, donde en una pequeña habitación, y a pesar de todas las adversidades que ha tenido que superar para continuar con su pasión, da lecciones de alta costura y diseña vestimentas de estilo afgano.
El diseñador, que bromea coqueto asegurando que tiene 29 años aunque aparenta varias primaveras más, dice que para él las llamadas o cartas con amenazas por parte de los talibanes o sus simpatizantes son el pan de cada día desde que comenzó en el mundo de la moda.
En un principio, recuerda, no le daba demasiada importancia a esas advertencias, hasta que en 2010, durante un viaje a la ciudad oriental de Jalalabad para organizar un programa de moda, estuvo, según narra a Efe, "a las puertas de una muerte horrible".
Un grupo de hombres armados detuvieron el vehículo en el que viajaba y, sin mediar palabra, comenzaron a golpearle, rompiéndole la nariz y varios dedos de las manos.
"Mientras el vehículo se detenía un sexto sentido me dijo que era a mí al que estaban buscando", relata Zazai desde su estudio.
Después de 20 minutos de golpes los agresores se marcharon, dejándole con magulladuras por todo el cuerpo y con la ropa "bañada en sangre".
"Sentía mucho dolor mientras trataba de detener la hemorragia de la nariz, en la que como puedes apreciar, después de casi cuatro años, todavía son visibles las cicatrices provocadas por la paliza", explica.
Sin embargo, y a pesar de ser consciente de los riesgos que asumía, en cuanto se recuperó de los golpes, Zazai volvió a sus actividades como diseñador e impulsor de la moda en Afganistán, llegando incluso a zonas remotas dominadas por los talibanes.
En esas áreas de Afganistán resulta normal que los extremistas detengan coches al azar y golpeen o amenacen a sus ocupantes por escuchar música o tener vídeos ociosos en sus teléfonos móviles.
Tras hacerse con el control de Kabul en 1996 -solo dos años después de su fundación-, el movimiento talibán impuso una radical interpretación del islam, basada en la "sharía" o ley islámica y en el código tribal de los pastunes, etnia a la que pertenecen.
Según Zazai, en la mayoría de las ocasiones las amenazas provienen de desconocidos que le piden que deje "de jugar" con su vida y ponga fin a su trabajo en el mundo de la moda, pues afirman que está penalizado tanta por el islam como por el código pastún.
Debido a ello, la escuela de moda de Kabul, que abrió sus puertas en 2006, está localizada en un enclave secreto, donde 26 jóvenes y seis mujeres aprenden a diseñar la ropa de las etnias afganas y se enseña a primerizos modelos a desfilar sobre las pasarelas.
Zazai no tuvo esa oportunidad, y cuando quiso formarse en moda tuvo que desplazarse primero al vecino Pakistán, para luego ampliar sus estudios en India.
Los esfuerzos, según él, merecen la pena, pues ha sido premiado por el Ministerio afgano de Información y Cultura y ha aparecido en programas de moda en televisiones tanto locales como paquistaníes, donde pudo mostrar los estilos de cada región y etnia de Afganistán.
Entre los alumnos adelantados de Zazai está Omid Babakarkhail, de 20 años, cuyo "sueño", desde "siempre", es llegar a ser "modelo y mostrar al mundo desde las pasarelas los diferentes ropajes de las culturas afganas".
"Durante la época de los talibanes estudiaba en primaria y me dolía mucho pensar que con ellos en el poder nunca podría llegar a ser modelo", dijo a Efe Babakarkhail, para quien, con la caída del régimen, un nuevo abanico de posibilidades se desplegó ante él.
Aunque eso no significó que todo fuese fácil, pues a pesar de que se muestra "feliz", padece la crítica de sus vecinos y conocidos, quienes aseguran que ser modelo es una "vergüenza" para el islam.
El maestro y el aprendiz, sin embargo, sentencian que, a pesar de todos los obstáculos que la conservadora sociedad afgana interpone entre ellos y su gran pasión, la moda, seguirán adelante, "aceptando todos los riesgos", aunque eso les cueste la vida. EFE