EFE
El expresidente colombiano Álvaro Uribe afirmó hoy que el "problema" del proceso de paz con las FARC es que implica "impunidad" e hizo votos para que Venezuela salga "rapidito" del modelo político que defiende el chavismo.
En una conversación pública con el analista y escritor argentino Andrés Oppenheimer en Miami, organizada por el diario El Nuevo Herald, Uribe se mostró muy crítico con la forma en que está planteada la negociación con las FARC, porque a su juicio implica "impunidad" y eso trae "inestabilidad", aunque aclaró que eso no significa que no quiera la paz para Colombia.
"Todos queremos la paz, conozco el dolor de las personas, pero no se puede abrir la posibilidad a la impunidad", subrayó.
En la charla con Oppenheimer habló sobre el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) iniciado en noviembre de 2012 y que debería concluir el mes próximo, pero también del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, de Cuba y de asuntos que le tocó resolver durante su presidencia (2002-2010).
Entre otras críticas al Gobierno de Juan Manuel Santos apuntó al hecho de que no se le esté exigiendo a la guerrilla que entregue dinero para reparar a las víctimas de sus acciones cuando, según dijo, medios internacionales indican que las FARC son "el tercer cartel terrorista más rico" del mundo.
También dijo que el Gobierno y las FARC tienen "una interpretación diferente en materia de armas" y aseveró que la guerrilla no ha mostrado "voluntad" alguna de entregarlas.
Para el expresidente colombiano, hay una "impunidad disfrazada" en el acuerdo que va a surgir de las negociaciones que se llevan a cabo en La Habana, que a su juicio "les da plena elegibilidad política a las FARC".
Al contrario de lo que pasa ahora con esa guerrilla, su Gobierno no le dio "legitimidad política a los paramilitares" cuando en 2006 acordó con ellos su desmovilización, aseveró.
En este punto, Oppenheimer le preguntó por qué preocuparse de que las FARC puedan incorporarse a la política si a su juicio son muy impopulares en Colombia.
Uribe señaló que lo mismo se pensaba cuando se desmovilizó el Movimiento 19 de Abril (M-19) a fines de los años 80, pero "ganaron la tercera parte de la Constituyente", y agregó que es "algo muy peligroso" que las FARC se presenten como los líderes del "socialismo del siglo XXI", término acuñado por Hugo Chávez.
Del fallecido presidente venezolano (1999-2013) dijo que era una persona "cálida", pero "muy errática" y que alguna vez le pidió que le ayudara a mejorar las relaciones con EE.UU. aunque al poco tiempo estaba insultando al presidente George W. Bush.
A su juicio, Chávez, fallecido en 2013, estaba "totalmente influenciado" por el líder cubano Fidel Castro. "A él el diablo se lo inoculó Fidel Castro, lo dijo el mismo Chávez", subrayó.
Del actual Gobierno de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, dijo que es una "dictadura", además de ser aliada de las FARC. Uribe, por su parte, apoya y respeta a la oposición venezolana, pero no les da "consejos".
"El pueblo venezolano sabe de la calle, sabe de protestas. El mayor estímulo es esta grave crisis humanitaria", señaló Uribe, quien afirmó: "Ojalá salgan de Maduro rapidito pero que lo reemplacen con otro modelo político".
Uribe no quiso opinar sobre la política del presidente de EE.UU., Barack Obama, hacia Cuba, pero subrayó que "seguramente la historia dirá" que el mandatario "fue determinante para el futuro de Cuba, no pasará lo mismo con los Castro".
Tampoco quiso opinar sobre la campaña electoral en EE.UU. ni del aspirante Donald Trump, que por ahora es el mejor situado para obtener la candidatura presidencial por el Partido Republicano y se ha destacado por sus opiniones en contra de los mexicanos y otros inmigrantes.
Tan solo dijo que "no es bueno impulsar la separación" de EE.UU. y América Latina.
El expresidente, que dijo no estar movido por la cólera ni por el resentimiento por la muerte de su padre, quien sufrió un atentado de las FARC, sino por la "preocupación" por Colombia, indicó que su fuerza política, Centro Democrático, va a enfrentar a los exguerrilleros para que "no triunfen en política".
"Unas personas que asesinan no pueden tener legitimidad política", indicó.