2001.com.ve | AP
El experto del Vaticano para delitos sexuales cambió de planes y volará a Nueva York para escuchar en persona a una víctima chilena de abusos sexuales, cuyas peticiones para hablar con el papa Francisco habían sido ignoradas, dijo la víctima a The Associated Press el miércoles.
El cambio con respecto a lo que iba a ser solamente una entrevista a través de Skype ocurrió después de que la AP reveló que Francisco recibió en 2015 una carta de Juan Carlos Cruz, víctima del sacerdote pederasta más conocido de Chile, Fernando Karadima.
Cruz le escribió al pontífice que uno de los pupilos de Karadima, el ahora obispo Juan Barros, estuvo presente durante los abusos y que no hizo nada al respecto, y cuestionó la decisión de Francisco de ordenarlo obispo.
Barros ha negado haber presenciado o estar al tanto de cualquier abuso cometido por Karadima, un sacerdote carismático sancionado por el Vaticano en 2011 por abuso sexual de menores.
Francisco provocó indignación durante su reciente visita a Chile al defender firmemente a Barros y decir que las acusaciones en su contra eran una calumnia, además de comentar que nunca había escuchado de una víctima que denunciara el comportamiento de Barros.
El reporte de la AP, publicado el lunes, desmiente las afirmaciones de Francisco de que ninguna víctima presentó alguna acusación.
Incluso antes del reporte, la semana pasada el Vaticano designó al arzobispo Charles Scicluna para que fuera a Santiago y recabara el testimonio de las víctimas y de otras personas con información referente a Barros.
En principio, Scicluna preveía entrevistar a Cruz por Skype, ya que reside en Filadelfia, pero lo llamó el martes “en nombre del papa” y le preguntó si podían verse en persona, dijo Cruz a la AP el miércoles. Su reunión está prevista para el 17 de febrero en Nueva York, donde Cruz tiene que estar ese día por razones de trabajo, según dijo.
“Creo que este cambio de actitud del Vaticano es producto del remezón que ocasionó la nota de Associated Press”, dijo Cruz. Destacó que aprecia el gesto de Scicluna como una señal de que el Vaticano toma su testimonio con seriedad.
“Veo una buena disposición que se tomen en serio no solo mis declaraciones, sino también las declaraciones de todos los que están desesperados viviendo la angustia del abuso sexual y que la Iglesia (católica) no haga nada”, afirmó.
Scicluna se negó a hacer declaraciones.
Durante más de una década, Scicluna fue el principal investigador de delitos sexuales del Vaticano, y adquirió prestigio al enfrentar a la máxima jerarquía eclesiástica para sancionar al cura pederasta mexicano Marcial Maciel, fundador de la congregación Legionarios de Cristo. Algunos miembros de la jerarquía protegieron a Maciel durante años e impidieron toda investigación de sus delitos.
Una vez que le permitieron investigar, Scicluna viajó a todas partes — incluido Nueva York — a entrevistar a las víctimas de Maciel, ya que prefería escuchar el testimonio en persona y ahorrarles a las víctimas ya lastimadas dentro de la Iglesia el tener que viajar para encontrarse con él. Maciel, quien violó y abusó de sus seminaristas, recibió la misma sentencia que Karadima: una vida de “penitencia y oración” por sus delitos, el castigo típico que la Iglesia le impone a sus clérigos de edad avanzada que cometieron abusos sexuales.
El Vaticano ha dicho que Scicluna tiene la tarea de “escuchar a cualquiera que haya expresado el deseo de proporcionar elementos en su posesión” acerca de Barros.
Francisco avivó la indignación en torno a Barros en 2015, cuando lo ordenó obispo de Osorno, Chile, a pesar de la oposición de muchos obispos chilenos. A éstos les preocupaban las repercusiones del escándalo de Karadima, que le costó a la Iglesia católica gran parte de su credibilidad en el país. Karadima fue responsable de promover decenas de vocaciones sacerdotales y a cinco obispos —incluido a Barros—, pero también besó y acarició indebidamente a niños de su comunidad.
Francisco vetó la propuesta de los obispos de que Barros y otros dos obispos entrenados por Karadima renunciaran y tomaran un año sabático, y dijo que si aceptaba sus renuncias ello equivaldría a admitir su culpabilidad. El pontífice indicó que no había evidencia de que hubieran hecho algo malo.
Pero incluso los miembros de la Comisión para la Protección de Menores del propio Francisco expresaron su preocupación de que si Barros no reconoció como abusivo el ambiente de homo erotismo en la comunidad de Karadima, tampoco sería capaz de detectar un abuso como obispo diocesano, ni sería capaz de proteger a los menores de pedófilos similares a su mentor.
Cuatro miembros de la comisión viajaron a Roma en abril de 2015 para expresar sus preocupaciones y le entregaron personalmente al papa la carta de Cruz.
2018-02-07