El presidente de la organización patronal venezolana Fedecámaras, Jorge Botti, dijo este jueves que la realidad económica del país, que aguarda por medidas de ajustes, obligará al gobierno a cargo por la ausencia del mandatario Hugo Chávez a dar un giro al centro, aunque mantenga su discurso ideológico de izquierda.
Botti afirmó que en Venezuela está en marcha una transición política por la enfermedad de Chávez, quien convalece en La Habana por una reciente cirugía contra el cáncer, pero el gobierno a cargo deberá enfrentar los problemas de una economía afectada por los controles y el desabastecimiento.
"Creo que el nuevo gobierno postChávez va a dar un giro al centro, a pesar de la holgura que tiene por los ingresos petroleros", dijo en una reunión con corresponsales extranjeros.
Botti señaló que el gobierno ha anunciado una serie de medidas para fortalecer las reservas internacionales y reactivar la entrega de divisas para las importaciones, en un panorama de escasez de productos de consumo masivo.
Agregó que Maduro buscará darle un cauce de legitimidad al gobierno, ya que Chávez no ha podido jurar para el mandato de 2013-2019, a fin de manejar con legalidad los eventuales ajustes.
"Estamos en tránsito a una era postChávez, la transición comenzó y el gobierno buscará la forma de legitimar el proceso. La pregunta es quién va a manejar la transición. Nuestra misión en este esquema será defender al sector empresarial que ha sido muy dañado", puntualizó.
Botti ha dirigido una gestión que busca recuperar la confianza de sus aliados nacionales e internacionales después de la dura confrontación de 2002, con Fedecámaras como protagonista, cuando un intento golpista sacó a Chávez del poder por dos días y una huelga general que buscaba debilitar al gobierno.
Entonces, el jefe de la patronal, Pedro Carmona, fue acusado de promover la intentona de abril contra Chávez y su sucesor, Carlos Fernández, llamó a una huelga general de 62 días que fue derrotada.
Como consecuencia, el gobierno se ha negado a reconocer a la patronal, cortó todos los contactos, aprobó una serie de controles y abrió causas legales a los responsables de la huelga.
Botti reconoció que la participación de Fedecámaras en los sucesos de 2002 fue un "error garrafal" y que su gestión ha hecho esfuerzos para crear alianzas con los gremios sindicales, las universidades y el sector informal de la economía, con el propósito de defender la propiedad privada.
Dijo que aunque el gobierno tiene un discurso duro contra los empresarios, ha habido contactos buscando normalizar las operaciones del sector productivo, que ha sido afectado por los controles de cambio y de precios y una serie de disposiciones legales.
Indicó que el gremio empresarial coincide con el plan de gobierno socialista de Chávez en temas como la inclusión social y abandonar el modelo rentista petrolero.
Botti señaló que en 1999, a la llegada de Chávez al poder, había en el país unas 614.000 empresas grandes y pequeñas y el censo oficial reciente las ubicó en 370.000.
Señaló que las consecuencias de las regulaciones se están viendo en la escasez de productos de consumo masivo y una inflación que el año pasado superó el 20 por ciento.
"Estamos destruyendo la capacidad de producción a pasos agigantados, mientras la nómina del Estado pasó de 800.000 empleados en 1998 a casi tres millones", señaló Botti, quien calificó como un "error" la política de grandes expropiaciones que impulsó Chávez desde 2007.
Esta semana, el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, dijo que el gobierno aplicará unas medidas económicas para fortalecer las reservas internacionales, actualmente en alrededor de 30.000 millones de dólares.
Indicó que una reforma de la ley de impuestos que pagan las petroleras en el país busca aumentar las reservas líquidas dirigidas a mantener el movimiento de la economía y financiar importaciones. /DPA
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