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Jesús de Nazaret: la vida pública y su mensaje

Jueves, 28 de marzo de 2013 a las 07:30 pm
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El libro del jesuita José Antonio Pagola revisa el marco histórico en el que surgieron líderes que promovían una rebelión contra los romanos, quienesexplotaban a los pueblos sometidos

La vida pública de Jesús de Nazaret tuvo un elemento común revelado en los evangelios, tanto los canónicos como los apócrifos: su mensaje era transmitido en pequeños pueblos, lejos de las ciudades importantes, hasta que llegó a Jerusalén y, en un corto período, fue encarcelado y ejecutado.

El contexto en el que surge la figura de Jesús se enmarca bajo la dominación romana sobre Israel. El emperador tenía sus prefectos expandidos por el mundo, éstos debían recaudar impuestos para financiar el crecimiento de Roma.

En la Palestina de dominación romana, las familias más pobres debían trabajar y entregar buena parte de su sacrificio en concepto de impuestos. Era natural que el pueblo confiara en el surgimiento de líderes que generaran la esperanza de liberación.

En este contexto surge Jesús, en una época en donde saduceos, esenios, zelotes, entre otras, eran sectas judías que, en muchos casos, perseguían fines políticos. Era habitual que en Jerusalén los romanos realizaran ejecuciones públicas para “aleccionar” a los rebeldes.

Tras su bautismo en el Jordán, Jesús inicia un itinerario de vida pública; deja atrás su pequeña aldea, Nazaret, y se radica en Cafarnaún, un poblado de pescadores junto al mar de Galilea. Esto queda reflejado en los evangelios y en los testimonios de los primeros cristianos.

Jesús pudo ser un discípulo de Juan el Bautista, un predicador que se radicó en el desierto, inspirado por el ascetismo de los esenios. La Iglesia lo menciona como primo, pero los historiadores consideran esa relación como una recreación posterior.

En el libro Jesús, aproximación histórica, el autor dedica varias páginas a explicar las curaciones milagrosas.

La medicina de Hipócrates sólo había llegado a las ciudades, pero aún estaba lejos de las áreas rurales y pueblos en los cualed se desenvolvía Jesús con sus parábolas y mensajes.

En la época habían personajes reconocidos, como Apolonio de Triana, de quien se conserva su biografía y a quien se le atribuyen capacidades especiales.

El autor del libro destaca que en esa época la buena salud era considerada una bendición, y la mala salud, una maldición.

Algunas enfermedades citadas como posesiones diabólicas podían tener relación con tipos de epilepsia y esquizofrenia. Los leprosos de la Biblia podían padecer tipos de psoriasis, incluso acné, impurezas que eran vistas como maldiciones.

Jesús se expresaba en parábolas, una manera de llegar a aquellos desposeídos, campesinos analfabetos que se acercaban a escucharlo. Su mensaje movilizador promovía la esperanza, la expectativa de un porvenir liberador; a estas reacciones podían atribuirse algunas de las mejoras, según relata el libro.

Hay coincidencia en que Jesús no fue un hombre ilustrado; hablaba el arameo, la lengua nativa de la región, y en que posiblemente tuviera algún conocimiento básico del griego, puesto que algunos de sus discípulos lo hablaban.

La principal diferencia del mensaje de Jesús con algunos de sus contemporáneos era la esperanza de salvación de aquellos que nada tenían. Otros movimientos, como por ejemplo el de los zelotes, promovían un levantamiento civil armado contra la autoridad romana. Hay teorías que sostienen que los zelotes vieron en Jesús un posible líder, pero su mensaje resultó totalmente contrario a la visión de esta facción.

El padre Pagola sostiene en su libro que Jesús no pensó en la fundación de una religión o Iglesia, sino en un mensaje de paz y unión entre los hombres. La organización con jerarquía fue muy posterior, y los discípulos sólo se limitaron a promover el mensaje de Jesús tras su ejecución en Jerusalén./Infobae