Andreina Dominguez U. [email protected]
Hay días que pasan desapercibidos y otros que, en cambio, quedan perpetuados en la historia. En Venezuela, el 23 de enero de 1958 es recordado como el día que cayó la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, y abrió el camino para el regreso de la democracia.
En aquella época, la represión, el hostigamiento y un arbitrario plebiscito “legítimo” para prolongar el período constitucional restaron fuerza al respetado régimen que desde 1952 secuestraba la libertad de su pueblo.
Golpe de Estado
No solo fue un movimiento popular de la clase obrera y estudiantil, la rebelión estuvo protagonizada por el pueblo y uniformados de la Fuerza Armada Nacional.
El descontento militar arreció la madrugada del 1° de enero del 58 con el alzamiento de la Fuerza Aérea, cuyos aviones de turbina despertaron la capital con su espeluznante sonido; un intento de golpe desafió al régimen desde lo alto y marcó el inicio de la caída perezjimenista.
Desde ese momento, las huelgas, manifestaciones y enfrentamientos entre los civiles y la policía del Estado se hicieron inminentes, al igual que las torturas contra los opositores y el incremento de presos políticos.
Los 22 días de tensión y desasosiego que figuró la alianza cívico-militar, obligaron a Pérez Jiménez (quien aún tenía apoyo de la institución castrense) a despedirse del Palacio presidencial y a refugiarse en República Dominicana a bordo del popular avión “la Vaca Sagrada”.
“Mejor vámonos que el pescuezo no retoña”, fueron las palabras del mandatario a su gabinete ministerial, en señal de haber aceptado su derrota.
Inmediatamente, una junta militar presidida por el contralmirante Wolfang Larrazabal asumió el poder.
Volcada
Tras conocerse, “el fin de la tiranía”, fueron muchos los venezolanos que se lanzaron a las calles llenos de gozo a celebrar su triunfo, pero también hubo quienes saquearon, lincharon a funcionarios y atacaron contra las entidades públicas como lo fue la sede de la Seguridad Nacional.
Prensa
Los titulares: “Depuesto el régimen”; “Liquidada la tiranía”; “Pérez Jiménez perdió el control”; y “Se celebró jubilosamente la liberación del país” colmaron la prensa nacional aquel día de regocijo patriótico. Los medios de comunicación habían guardado un gigantesco silencio por miedo a suspensiones y opresiones por parte del Gobierno.
Contraste
A pesar que desde entonces se inició en el país una nueva etapa republicana y democrática; según Luis Salamanca, experto en política, hoy por hoy, el actual Gobierno fiel a la línea izquierdista del Presidente fallecido Hugo Chávez, se ha mostrado dominante y con un notable temor de medirse en procesos electorales, en otras palabras de hacer cumplir una de las figuras fundamentales de las sociedades democráticas, como lo es el derecho al voto.
Sin embargo, al comparar el período de Pérez Jiménez con la gestión de Nicolás Maduro, sostiene que aún “no se puede decir que estamos en dictadura”.
“Una dictadura propiamente dicha es un sistema generalizado de imposición, de control, de persecución donde no se le permite a nadie criticar al Presidente, aquí a Maduro se le dice cualquier cosa (…) todavía se puede opinar sobre lo que piensas del gobierno”, argumentó.
Dijo que no tiene dudas, que desde el Poder Ejecutivo “se tomen decisiones dictatoriales”. Y, que al igual que en 1958, existe la lucha por una transición hacia la democracia plena.
No obstante, asegura que el ambiente político y social que se vive ahora es distinto, pues la prensa en aquel entonces se mantuvo silenciada, “los primeros días del 58 los medios no revelaron el contexto real de lo que estaba pasando”, afirmó.
Huella indeleble
A pesar que el 23-E es un día de júbilo nacional para el “Gobierno revolucionario” no representa lo mismo.
Según Salamanca, el oficialismo no celebra esta fecha como el surgimiento de la democracia porque el periodo en el que Chávez ganó las elecciones nunca fue considerado de demócrata sino de tirano, “los adecos y los copeyanos siempre fueron considerados por el chavismo como lo peor, Chávez, inclusive, intentó desmeritar el 23-E pero no pudo, porque es una fecha muy importante de nuestra historia que marcó un antes y un después y se impone por ella misma”, enfatizó.
Fuerza militar
Del mismo modo, expresó que aquellos días, la Fuerza Armada conspiró contra el Jefe de Estado y fue esa acción lo que permitió el fin de Pérez Jiménez. “Siempre sostengo que él no cayó por la movilización popular, sino porque los militares le quitaron el respaldo y cuando vio que no podía controlarlos, prefirió salir del país antes de enfrentarse”, agregó.
Para el politólogo, los militares son el soporte de las dictaduras, y son esenciales para que se generen cambios políticos en regímenes autoritarios, “de tal manera que si los militares sostiene al gobierno es bastante difícil que éste caiga”, insistió.
Fotos: Archivos de la Biblioteca Nacional
2017-01-22