Deisy Martínez
Tanto Bejamín Rausseo como su personaje Er Conde del Guácharo conservan la jocosidad que los ha caracterizado a lo largo de toda su vida artística, 35 años el segundo, un poco más el primero porque inició como cantante, pero la difícil situación del país inevitablemente ha tenido sus efectos: hablar menos de política y brindar un show que le permita a quienes lo disfrutan olvidarse un rato de los problemas.
Desde su oficina en Caracas se expresa como ciudadano venezolano, empresario que sigue apostando por la recuperación del país a pesar de las adversidades y deja entrever que la política como carrera no ha dejado de interesarle del todo, pero que antes las condiciones tienen que estar dadas, lo que sí asegura es que una nueva oportunidad en ese campo no lo agarrará desprevenido. Mientras, Er Conde seguirá provocando risas hasta que sea el público el que lo retire y Rausseo explorará nuevas oportunidades de negocios.
¿Sus razones para quedarse en el país?
Varias razones, casi que quedamos nada más Maduro y yo (ríe), la razón principal es: 58 años, para dónde voy a coger yo con esa pata hinchada, segundo, todo lo que hice en mi vida desde que empecé a trabajar hace 35 años lo invertí en Venezuela, para dónde me voy a ir yo, ya mis hijos (5) están grandes, tres viven fuera del país. También aprendí lo que yo he llamado gerencia en turbulencia, porque a veces la gente se concentra en la crisis y eso los paraliza, todos tenemos problemas pero se trata de cómo resolverlos, seguir adelante para no abandonar, los parques por ejemplo, sería perderlos, son fuentes de trabajo, la parte de los productos y creo que Venezuela nos necesita, creo firmemente que todo lo que yo soy se lo debo al país y ahora que me necesitan quiero estar aquí para ser uno de los hombres que ayudó aunque sea con un granito de arena a que esto cambiará.
¿Qué cree que le sigue gustando al público de su show?
Creo que porque soy un lord, por lo ordinario que soy (risas) y porque siempre se encuentran con una sorpresa, además de que en estos tiempos en los que está duro el país la gente agradece una sonrisa, pasa un momento agradable, distinto, es como cargar las pilas para enfrentarse a todo porque los que decidimos quedarnos aquí necesitamos ese tipo de catarsis.
¿Alguna vez le sugirieron por ejemplo no decir groserías?
Sí las he dejado pero no son groserías (ríe) son palabras mal sonantes, pero es verdad la esencia del Conde del Guácharo es la misma de hace 35 años, pero su lenguaje ha bajado en el tono de las groserías, se ha puesto un poco histórico, le mete geografía, filosofía, historia, algunos principios de economía pero a manera de chiste, es usar el humor para que la gente reflexione sobre algunas cosas, que si se las dijeras en serio no te paran o no te creen.
¿Cómo es hacer humor actualmente en Venezuela?
La situación del humorista está bien pelúa porque esta gente no aguanta mucho chiste, mucha jodedera, entonces hay que ir con un bisturí. Hace como un año que sacamos un chiste del dron, me suspendieron varios shows, fueron contra los negocios donde los iba a hacer, yo le digo al Gobierno que los humoristas somos la catarsis en los países, en los momentos en que hay más tensión el humor distiende las presiones, lo menos que queremos ahorita es un enfrentamiento entre venezolanos.
Si el humor es en contra de otros sí les gusta, pero no que echemos muchos chistes del Gobierno, pero siempre me coleo. Pero otro lado, el tema político está tan sensible, desde hace varios años todo ha estado muy duro pero en este no hemos tenido ni un día libre, todas las semanas hay un rollo, termina uno y arranca otro, entonces yo trato en los shows de aislarnos de todo eso, no enfrascarme en la política, he preferido darle un giro sin dejar de tratar el tema pero no como antes y no quiere decir que me autocensure sino que quiero que la gente se distraiga. Hay mucha tensión y vamos a estar claros la gente no está bien, yo vivo aquí, yo ando en la calle, sé que la situación está mala, lo saben en el Gobierno, uno piensa que esto es para siempre porque no veo un plan de país, un acto de gobierno ni a la oposición diciendo: en lo que esto caiga nosotros haremos esto, yo no veo a nadie haciendo una propuesta concreta.
¿Quién fue más tolerante con sus chistes Chávez o Maduro?
(Hugo) Chávez al que le di hasta con el tobo (ríe), cuando reviso la rutina que eché con él admito que me pasé, yo me hubiera metido preso (risas) pero me contaban que él lo que hacía era joder con eso, pero ahora son un poco más delicados. No he estado preso, pero he pasado por el frente, cuando estaba casado pero salía los fines de semana (ríe).
¿Qué es lo más difícil de ser empresario en Venezuela?
Hay dos elementos. Uno la parte laboral, no puedes botar al mal empleado porque hay inamovilidad y el que es bueno se te puede ir en cualquier momento del país, lo segundo es que el Gobierno debe entender que los empresarios no necesitamos que nos regalen nada sino reglas claras, tenemos muchos impuestos que no ayudan en nada, el empresario no puede seguir siendo visto como el enemigo, el que tiene sus cosas aquí es porque cree en el país y pudiera estar en otro lado pero decide quedarse contra toda adversidad, matraqueo, papeleo, burocracia, yo creo que si eliminan varias cosas de esas y le dan al empresario facilidades, creo que nosotros podemos colaborar para que la gente aguante este chaparrón, porque está duro y mi temor es que pueda venir peor.
¿Aparte de los parques temáticos y productos alimenticios, ha buscado nuevas oportunidades de negocio?
Todos los días invento algo, tengo más ideas que un yerno limpio, ahorita estoy con lo del vino de Chile, luego vamos con un vino español, argentino, estamos hablando para hacer un licor, sacamos las salsas inglesa, de soya, especias, condimentos, pero son alianzas porque la gente pensará que tengo mil fábricas aquí, no, si una persona tiene una de un determinado producto lo analizamos y con las mismas máquinas que saca su producto saca el mío, donde yo soy fuerte es en la distribución y el mercadeo. Vamos por muchas cosas más, arroz, sal y azúcar. Las bebidas en sobres las estamos sacando pero ya en alianza con otros proveedores a partir de febrero, queremos un producto de calidad al mejor precio.
Con los parques estamos trabajando a media máquina, no por culpa nuestra, nosotros nos mantenemos abiertos, con el Reino de Musipán (Margarita) tenemos problemas con los insumos, no hay muchos vuelos, ferrys y la gente que era nuestro target la mayoría se fue, otros no pueden llegar hasta allá o tienen otras prioridades, el Musipán Resort que ya tiene como 7 años que abrió también está a media máquina, la posada cerró, hemos ido quitando cosas sin abandonar, en Barquisimeto (El señor de los aliños) pensamos abrir en febrero otra pequeña parte, nos estamos adaptando a los nuevos tiempos.
¿Qué lecciones le dejó su incursión en la política?
Aprendí mucho, crecí como ser humano, me di cuenta que no es lo mismo echar chistes que competir con intereses porque cuando uno se mete en la política tocas los intereses de mucha gente y así se hayan reído con los chistes tuyos, se hayan echado una pea, no te perdonan que te metas en su negocio, y no me arrepiento, lo que sí me dio fue mucha fuerza y me dije dos cosas, una: si me volviera a enfrentar a eso no me van a agarrar desprevenido, sin preparación, ni limpio porque yo no quiero pedirle dinero a nadie para hacer una campaña. Pero ahorita estoy en modo empresario, que los políticos se queden tranquilos porque eso no es para ahorita, me gustaría tenerle una propuesta a la gente, decirles esto es lo que yo sueño como país, un país de propietarios, darle la oportunidad a la gente de prepararse pero no regalarles nada, hay que formar ciudadanos.
¿Volvería a lanzarse como candidato?
No sé, no sé, no sé (aclara con énfasis) si se dieran las condiciones y yo quisiera, pero ahorita no estoy en eso, el país está muy convulsionado y necesito que cambien muchas cosas, muchos políticos deben abandonar la palestra y darle chance a otra generación porque siempre dicen lo mismo y la juventud no se está enganchando con ningún mensaje, los chamos andan en otra cosa porque nadie les habla claro, hay que decirles que lo que viene no es fácil, es sangre, sudor y lágrimas como dijo Winston Churchill y hay que prepararse. Uno puede ser optimista pero realista, no puedes creer que esto se cae y al otro día se levanta, vienen cosas muy duras, hay que sembrar de nuevo, que para ejercer un cargo público se pidan requisitos porque para entrar a una empresa te piden hasta dos idiomas, carrera, postgrado, eso tiene que cambiar.
2019-11-09
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